Thursday, December 10, 2009

A las 4 me van a fusilar

Leo en El País del 8-12-2009 la reseña del libro “Vivir a muerte”. Recopila las cartas que dejaron escritas los arrestados por participar en la resistencia francesa a la ocupación nazi durante la II Guerra Mundial. Son cartas escritas apenas unas horas antes de ser fusilados. Algunas fueron enviadas a los familiares de los condenados a muerte, tras su ejecución. Otras les fueron hechas llegar de cualquier manera (por ejemplo, arrojándolas por encima de las paredes de la cárcel).

Son cartas dirigidas a la madre, a la esposa, a los hijos… En la reseña se reproducen fragmentos de algunas de ellas:

A las 4 me van a fusilar. Si vieras lo calmado que estoy, mamá querida”.

Voy a llevar en el pecho vuestras fotos para que me acompañen en el ataúd”.

Sabes que alguna vez hemos discutido, pero te quería mucho”.

Lamento profundamente no haberte hecho feliz”.

Mi alegría más grande sería que pensaras en mí lo menos posible y rehagas tu vida”.

Te deseo que encuentres un buen proletario digno de ti. Es duro decir esto porque estoy celoso incluso delante de la muerte”.

Sé feliz en los brazos de otro”.

Besos grandes, besos como sólo podemos dar cuando son los últimos”.

En alguna carta la persona que va a ser fusilada confiesa su pesar por haber matado a otros (probablemente a algún miembro del ejército alemán):

He cumplido con mi deber. Sólo siento, y de todo corazón, haber matado”.

En otra carta el que la escribe pide al destinatario que publique lo que escribió en vida, tal vez como un sucedáneo de supervivencia:

Haz editar mis poemas”.

Me intriga el proceso mental que hace que, incluso en una situación límite, algunas personas sigan preocupándose por los detalles más prosaicos de la vida:

Mi escritura es tal vez un poco temblorosa, pero es que tengo un lápiz muy pequeño”.

No te olvides de mis zapatos, los llevé a arreglar, se los das a Maurice”.

Perdonad mis faltas de ortografía”.

Y, al hilo de todo esto, me pregunto qué escribiríamos tú o yo si nos encontráramos en una tesitura así: sabiendo que, dentro de un rato, nos van a ejecutar.

Podemos imaginarlo pero no podemos conocerlo a ciencia cierta. Porque para saberlo de verdad sería necesario disponer de papel y bolígrafo y saber que en unos momentos van a fusilarnos.

Tuesday, December 01, 2009

Corregir la suerte

Puede que, al final, lo que llamamos justicia (justicia social, justicia distributiva, justicia económica…) no sea sino un intento de corregir la suerte.

Me gustaría ser capaz de explicarme.

Unos nacen más dotados que otros, física o mentalmente. Más sanos, más inteligentes, más voluntariosos… Hay, incluso, quienes nacen con un déficit físico o psíquico (los que llamamos discapacitados). Ante ello, lo “automático” sería que entre los más sanos y los más débiles, entre los más inteligentes y los más torpes…, hubiera una profunda brecha.

Pues bien: por medio de la justicia intentamos que esa brecha se reduzca, se atenúe.

Nos resignamos (digámoslo así) a que tenga que haber una brecha, una distancia. Pero queremos que sea una separación no demasiado grande.

Lo mismo puede decirse de quienes nacen en una familia adinerada y quienes nacen en una familia pobre. Esto es también, a fin de cuentas, una cuestión de azar. No es un azar genético o cromosómico (como en el caso anterior), pero sí otra forma de azar.

En principio, quienes nacen en una familia rica tendrán una vida más fácil: en medios materiales, en sanidad, en educación…

Pues bien: por medio de la justicia intentamos reducir la distancia entre quienes vienen de una familia rica y quienes vienen de una familia humilde.

Encontramos aquí la cuestión de la herencia, del derecho a heredar. En principio resulta inicuo que unas personas hereden bienes y otras no. Pero, por otro lado, tiene sentido que la propiedad se transmita de padres a hijos. Quienes con su esfuerzo o ahorro reúnen un patrimonio deben poder –parece convenirse- transmitirlo a sus descendientes (o a aquellas personas que designen).

Obviamente quienes heredan bienes tienen una ventaja respecto de quienes no los heredan. Es otra vez la suerte. Siempre ella.

Pues bien: por medio de la justicia aspiramos, no a eliminar el derecho sucesorio, pero sí a atenuar o paliar sus consecuencias.

El azar está presente, con la misma intensidad que entre los individuos, entre los pueblos. Unos pueblos, por su ubicación geográfica, disfrutan de mejor clima que otros. Unos pueblos viven en un territorio más rico o más productivo que otros. Unos pueblos tienen en su subsuelo riquezas naturales (minerales, petróleo…) de que otros carecen.

Pues bien: a través de la justicia querríamos paliar las diferencias entre unos pueblos y otros basadas en el azar geográfico.

Y esto -simplemente esto- viene a ser, a la postre, la justicia. Un intento, un deseo de corregir la suerte.

La suerte estará siempre entre nosotros, engendrando desigualdades. Porque la suerte es injusta por naturaleza. La suerte es una fábrica de injusticias.

A lo largo de la historia ha habido algunos intentos, teóricos o prácticos, de abolir la suerte. De extirpar, al menos, alguna clase de suerte (así, en el caso del comunismo, la suerte social; no tanto otras, como la suerte cromosómica). Pero esa erradicación total de la suerte como factor de injusticia se ha revelado inviable.

La suerte va a seguir presente en el nacimiento de las personas y después de él. (¿Acaso no es cuestión de suerte sufrir un accidente y quedar inválido?, ¿acaso no es cuestión de suerte no sufrir un accidente?, ¿acaso no es cuestión de suerte que a alguien le toque la lotería?, ¿acaso no es cuestión de suerte que a otros no les toque?).

Pero, frente a esa constante factoría de desigualdades que es el azar (el azar cromosómico, el azar geográfico, el azar social, todos los azares habidos y por haber…), está nuestro deseo de justicia.

Está nuestro deseo de corregir la suerte. Corregirla, al menos, para evitar las graves privaciones, las carencias básicas.

A través de las ayudas públicas a los más necesitados, la progresividad tributaria, la seguridad social, la universalidad de algunos servicios, las becas, la ayuda al desarrollo…, queremos que entre nosotros habite “la pequeña justicia” (ya que no la Justicia con mayúscula –esa señora que desearíamos que existiera pero que desgraciadamente no existe-).

A mí me gustaría creer en la Justicia y la Igualdad plenas. Es más, si yo hubiera diseñado el mundo habría intentado hacerlo justo e igualitario. Pero no lo he diseñado y el mundo, mientras exista el azar, no puede ser Justo (con mayúscula).

Así que a lo que aspiramos es a la justicia. A la pequeña justicia, la justicia con minúscula. Ésa que sólo aspira a corregir la suerte.

Thursday, November 05, 2009

Títeres, peleles

¿Cuántos niños y niñas han sido, y son, educados en el fanatismo?

No sólo se les imbuye acríticamente unas ideas, sino que se les inculca que han de abstenerse, de por vida, de leer o escuchar a quienes las cuestionen.

Y no sólo pasa con el integrismo o fundamentalismo religioso. También otras ideas (de odio al diferente, racistas, sexistas, nacionalistas…) son inoculadas a los niños, en la primera infancia, por su entorno más próximo.

¿Cuántas personas intolerantes lo son porque, desde niños, se las ha programado para eso?

¿Cuándo y de quién aprendieron los talibanes a ser talibanes?

¿Cuándo y de quién aprendieron los machistas a ser machistas?

¿Cuándo y de quién aprendieron los terroristas, y en general aquéllos que admiten el asesinato como arma política, a pensar así?

Suele decirse que educar a los hijos es un derecho de los padres. En la Constitución española se reconoce expresamente el derecho de los padres a educar a los hijos con arreglo a sus propias convicciones. Puede ser razonable, pero ¿y el derecho de los niños a que nadie les inculque ideas que no pueden contrastar?

¿Y el derecho de los niños a que nadie se prevalga y abuse de su inmadurez para deformarles la mente?

¿Y el derecho de los niños a que nadie los trate como a títeres?

El derecho de los niños a ser intelectualmente respetados hasta que puedan decidir por sí mismos, ¿dónde queda?

Tuesday, November 03, 2009

Sin límite

Lo leí en un texto de José Antonio Marina:

“Este siglo ha presenciado epidemias de crueldad que nos resulta dificil comprender. En la documentación del proceso de Nüremberg se menciona el caso de comandante del campo de concentración de Janvski, Willhaus que "por simple deporte y para entretenimiento de su mujer y su hija, solía disparar periódicamente desde el balcón de su despacho con un fusil automático sobre los reclusos que trabajaban en los talleres. Algunas veces prestaba el fusil a su mujer, que también disparaba. En algunas ocasiones, y para divertir a su hija de nueve años, Willhaus ordenaba lanzar al aire niños de dos a cuatro años mientras disparaba sobre ellos. Su hija aplaudía y gritaba: "¡Papá, hazlo otra vez!" Y él lo hacia de nuevo". ¿Como es posible tanta insensibilidad? Hay, por supuesto, otros elementos, pero uno de ellos es la creencia básica inculcada en esos sujetos. Si los judíos son tan solo homúnculos, no hay que sentir hacia ellos lo mismo que se siente hacia los seres humanos.”

(puede leerse en http://lacomunidad.elpais.com/libros-azules/2009/3/31/jose-antonio-marina-sentimientos-)

“No puede ser verdad”, pensé. Pero, siendo J. A. Marina quien lo dice, está claro que no es un infundio. Así que fui a buscar por Internet y todo apunta a que el relato es cierto. En otros sitios leo:

“El comandante del campo Gustav Willhaus tenía la afición del "tiro al judío" en la que participara su esposa y su hija de 9 años; para entretenerse disparaban con un rifle a los prisioneros del campo para diversión de toda la familia; su esposa también se aficionó y en numerosas ocasiones asesinó a judíos indefensos. Por supuesto su hija de 9 años, feliz por este "juego", también quiso hacer lo mismo y soldados S.S., para complacerla, le ponían niños judíos de 4 años aproximadamente para que la niña los matara mientras exclamaba "otra vez, otra vez, papá".

(http://es.wikipedia.org/wiki/Janowska)

-Jueves, 14 de febrero de 1946. Es el día 45 del proceso de Nuremberg. Sube al banquillo de los testigos el exprisionero Manusevitch, miembro de un sonderkommando en el campo de Janov-Lwow.

Ésta es la declaración de Manusevitch escrita por su transcriptor oral: (…)
De vez en cuando salía fuera del cuartel y se plantaba ante la puerta con el fusil en la mano. Tomaba cuidadosamente la mira y disparaba al primer prisionero que se le pusiera a tiro, al estilo del comandante de la película "la lista de Schindler" Amon Goeth quién también sentía predilección por este diabólico pasatiempo. Despues de disparar, Wilhaus llamaba a su mujer y le enseñaba el modo de acertar con aquellos locos esqueletos que huían por todas partes... La mujer lo encontró divertido y a menudo también jugaba al tiro al blanco. Pero la que más se divertía era la niña, Heine, una muchachita de 9 años, que era el orgullo de su padre. De vez en cuando éste la llevaba a dar un paseo por el campo como si fueran de cacería, con el fusil en bandolera. Y realmente íban de caza, pero de niños pequeños, de " pequeños judíos piojosos". Les gustaba mucho cuando eran de un año o poco más. Entonces los cogían por una pierna y los lanzaban al aire con toda la fuerza de que era capaz. Después de un vuelo de algunos metros, les asestaba un buen golpe de fusil y el niño caía acribillado como un palomo herido de muerte. La niña aplaudía contenta y sonreía.


(http://historia.mforos.com/1314198/7371694-que-fue-de-heike-wilhaus/)

El comandante del campo de Yanov, el 'Obersturmführer' Willhaus, solía disparar con un rifle automático desde el balcón de su oficina a los prisioneros que trabajaban en los talleres, en parte por amor al deporte y en parte para divertir a su mujer y sus hijas. Después le pasaba el rifle a su esposa, y ella también disparaba a los prisioneros. A veces, para contentar a su hija de nueve años, hacía que lanzaran al aire a niños de entre dos y cuatro años para practicar tiro al plato con ellos, mientras su hija aplaudía y gritaba, '¡Papá, hazlo otra vez! ¡Hazlo otra vez, papá!'. Y volvía a hacerlo.


(http://www.nizkor.org/hweb/imt/tgmwc/tgmwc-07/tgmwc-07-59-12-sp.html)

En fin, hay otros sitios donde pueden leerse textos similares.

A veces uno cree que, en materia de crueldad humana, existen límites insuperables. Pero no. Siempre hay algo capaz de superar los límites que uno, ingenuamente, había trazado.

Monday, October 26, 2009

Cambiar el mundo

Lo mejor (para mí) de Internet es que permite leer textos escritos por gente anónima. Textos a los que, de no ser por la Red, nunca podría acceder. Seguramente son sencillos, carentes de toda pretenciosidad, pero a menudo me conmueven más que los de autores renombrados.

Tal es el caso de este breve relato que me envía Aurora. Está tomado de www.elsentidodelavida.net y se titula Cambiar el mundo”.

Entré por las puertas del supermercado. Pasé a un lado de las cajas y eché a caminar sobre el suelo brillante. Una viejecita trataba de meter una manzana en una bolsa de plástico. La manzana se deslizó sobre sus manos y cayó.

Cayó sobre el suelo a cámara lenta. Dio un pequeño bote y después un par de vueltas. Vi girar la manzana sobre sí misma, observé su piel reflejando el brillo de las luces del supermercado. Y antes de que se detuviera, me agaché y la recogí en mi mano.

Me levanté y la sujeté frente a la viejecita. Ella seguía luchando con la bolsa de plástico.

—No se abre —dijo forcejeando sin mirarme.

Unos segundos después lo consiguió. Fue entonces cuando levantó la vista y allí estaba yo, sujetando la manzana con una sonrisa en mi rostro.

Una sonrisa se dibujó en el suyo. Los músculos de su cara se tensaron lentamente y, por un momento, ella misma se convirtió en una sonrisa arrugada.

Y sus ojos...

En aquel momento supe que había cambiado el mundo.

Tuesday, October 13, 2009

Un puente

El reino de los sentimientos y el reino de la voluntad son dos recintos amurallados. Del mismo modo que nuestra voluntad no puede ordenar al corazón que pare de latir o a las uñas que dejen de crecer, tampoco puede dar órdenes en el ámbito de los sentimientos.

Aunque nuestra voluntad decida que algo que nos gusta deje de gustarnos, no por eso cambiarán nuestros gustos. Aunque nuestra voluntad decida creer en algo que nos resulta inverosímil, no por eso lo creeremos. Aunque nuestra voluntad decida amar a alguien, no por eso lo amaremos interiormente. Aunque la voluntad decida dejar de sentir inquina o rencor hacia alguien que nos ha causado un mal, no por eso dejaremos de sentirlos.

Creo, no obstante, que hay un puente entre ambos recintos. Un puente, al menos, entre la voluntad y el cese del rencor. Y ese puente es el deseo de comprender.

Quien ha sido víctima de un acto dañino puede esforzarse en comprender al autor del daño. Puede tomar la decisión de ponerse en su lugar. Puede tener la voluntad de entenderlo.

Puede -al menos- buscarlo, intentarlo.

No será fácil. Tratar de entender las razones, las motivaciones, las circunstancias de quien nos ha infligido un mal no es tarea sencilla.

Quien ha sido traicionado, quien ha sido víctima de un robo, quien ha sufrido un atentado terrorista…, normalmente experimentará odio o rencor hacia el autor de esos hechos. A menudo, también, deseo de venganza.

Y no es nada voluntario. Son sentimientos que surgen y habitan en su propio recinto, ése que la voluntad no controla.

Pero hay un puente, una estrecha y tortuosa pasarela que une ambos reinos: el de los sentimientos y el de la voluntad. Y ese puente, difícil pero a veces recorrible, es la voluntad de entender.

Wednesday, September 23, 2009

Como si no valieran

Si fuéramos ciegos, valoraríamos mucho ver una puesta de sol (o una flor, o un pájaro…).

Si fuéramos sordos, valoraríamos mucho oír una canción (o un ladrido, o el viento…).

Si fuéramos mancos, valoraríamos mucho abotonarnos la camisa (o tocar la guitarra, o usar el cuchillo y el tenedor a la vez…).

Si viviéramos en la cara pobre del mundo, valoraríamos mucho abrir un grifo y que salga agua (o conectar la calefacción, o pulsar un interruptor y encender la luz…).

Pero como (por suerte) podemos ver, oír, usar ambas manos, tener agua corriente…, no valoramos en nada lo que tenemos.

Tal vez deba ser así. Pero es triste que, para valorar plenamente cualquier cosa, tengamos que carecer de ella o haberla perdido.

Monday, September 07, 2009

Se me enciende la sangre

En el libro “Viaje de un naturalista alrededor del mundo”, que recoge las impresiones obtenidas por Charles Darwin a lo largo de su expedición en el barco Beagle (1831-6), Darwin no sólo se refiere a los aspectos biológicos que constituían el objeto esencial de su estudio. Además, no puede sustraerse a la realidad humana y social que ve a su alrededor. Uno de los párrafos más impactantes se contiene en el capítulo XXI:

"El 19 de agosto abandonamos en definitiva las costas de Brasil, dando yo gracias a Dios de no tener que volver a visitar países de esclavos. Todavía hoy, cuando oigo un lamento lejano me acuerdo de que al pasar por delante de una casa de Pernambuco oí a alguien quejarse; en el acto se me representó en la imaginación, y así era en efecto, que atormentaban a un pobre esclavo [...] En Río de Janeiro vivía yo frente a la casa de una señora vieja que tenía tornillos para estrujar los dedos a sus esclavas. He vivido también en una casa en la que un joven mulato era sin cesar insultado, perseguido y apaleado como si fuera el más ínfimo animal. Un día vi (antes de que pudiera interponerme) dar a un niño de seis o siete años, tres porrazos en la cabeza con el mango del látigo, por haberme traído un vaso que no estaba limpio; el padre del chico presenció este verdadero tormento y bajó la cabeza sin atreverse a proferir ni una palabra […] He visto a un hombre, tipo de benevolencia a los ojos del mundo, a punto sde separar de los hombres, a las mujeres y a los niños que constituían numerosas familias [...] ¡Figuraos cuál sería vuestra vida si tuvieseis constantemente presente la idea de que vuestra mujer y vuestros hijos -esos seres que las leyes naturales hacen tan queridos hasta a los esclavos- os han de ser arrancados del hogar para ser vendidos, como bestias de carga, al mejor postor! Pues bien, hombres que profesan gran amor al prójimo, que creen en Dios, que piden todos los días que se haga su voluntad sobre la tierra, son los que toleran, ¿qué digo?, ¡realizan esos actos! ¡Se me enciende la sangre cuando pienso que nosotros, ingleses, que nuestros descendientes estadounidenses, que todos cuantos, en una palabra, proclamamos tan alto nuestras libertades, nos hemos hecho culpables de actos de ese género".

Darwin no va más lejos. Todavía es un hombre creyente (posteriormente dejará de serlo y se volverá agnóstico). Además, no ha escrito aún sus dos obras fundamentales, “El origen de las especies” (1859) y “El origen del hombre” (1871). Pero no creo que Darwin dejara de sentir una intensa desazón al constatar que el ser vivo que más ha desarrollado su inteligencia, aquél que más lejos ha llegado en la comprensión del mundo y en su capacidad de transformarlo..., es capaz de ignominias tan crueles como la esclavitud.

Este verano he leído el "Viaje de un naturalista..." y, más que sus apreciaciones biológicas, me ha llamado la atención el párrafo transcrito.

Darwin era un hombre de ciencia, uno de los mejores de todos los tiempos. Pero no sólo eso. Era además (y afortunadamente) un hombre al que, delante de la injusticia, se le encendía la sangre.

Thursday, August 27, 2009

Lo correcto

Los que lapidaban a la mujer acusada de adulterio, pensaban que hacían lo correcto.

Los que iban a la guerra por los Santos Lugares estaban convencidos de actuar correctamente.

Los que quemaban herejes en la hoguera consideraban que hacían lo correcto.

Sí, es muy posible que así fuese; que sus mentes así lo entendieran. Porque ésa era su verdad, su convicción.

Aunque ahora se nos haga inasumible. Aunque ahora nos parezca deleznable. Aunque ahora nos resulte incorrectísimo.

Muchas personas que en el pasado ejecutaron actos abominables, los realizaron pensando que hacían lo correcto. Y probablemente no eran culpables, al menos no del todo, de pensar así.

De modo que el gran (y eterno) problema es cómo saber -en cada momento, en cada situación, en cada caso- qué es lo correcto.

En los hechos anteriores se decidió qué era lo correcto sin oír ni valorar la opinión de las mujeres, de los supuestos infieles, de los hipotéticos herejes... Se decidió sin tener en cuenta el criterio de los otros. Se decidió negando a otros su libertad, su participación. Se decidió con soberbia, anteponiendo porque sí las creencias propias a las ajenas.

Disponemos de brújulas que señalan en qué dirección está el norte; pero no tenemos, ni vamos a tener nunca, un aparato que nos indique qué es lo correcto.

Lo único que a estas alturas parece claro es que, sea lo que sea lo correcto, solamente hay una forma de encontrarlo: con libertad, con humildad y entre todos.

Wednesday, August 19, 2009

Troceando

¿Por qué decimos que una mesa es un objeto, y sin embargo no lo es cada una de sus patas (a las que consideramos partes de la mesa)?

¿Por qué decimos que un coche es un objeto, y sin embargo no lo es cada una de sus partes (la carrocería, los cilindros, los asientos...)?

¿Por qué decimos que una jarra es un objeto, y no lo es el asa con que la cogemos ni las paredes o el fondo que la conforman?

Al menos coloquialmente, consideramos un objeto aquello que se mueve junto, aquello que se mueve a la vez; de modo que, si movemos una mesa, se mueve toda ella (el tablero, las patas...); si movemos un coche se mueve todo él (los asientos, el chasis, el motor...); si movemos una jarra se mueve la jarra entera (el asa, el recipiente...).

Todas las moléculas de una piedra forman un objeto (el objeto piedra) porque se mueven juntas. Por eso una piedra es un objeto, y sus moléculas no lo son.

Todas las moléculas de vapor que forman una nube se mueven a la vez. Por eso una nube es, toda ella, un objeto (el objeto nube).

Todas las células de un gato se mueven a la vez. Por eso un gato es un ser con entidad propia, y sus células no.

Yo soy todo aquello que se desplaza cuando me desplazo.

Tú eres todo aquello que se traslada cuando te trasladas.

Nuestra forma de compartimentar y clasificar lo real se basa, al menos aparentemente, en una gran simpleza: en dividirlo por razones de movilidad; en segmentarlo en entes que se mueven juntamente, que se mueven a la vez.

Friday, July 24, 2009

Un relato de Saphira

Lo bueno de Internet es que uno, de pronto, encuentra textos sobrecogedores e impactantes escritos por gente anónima. Gente que seguramente no tiene un hueco (ni lo busca, ni falta que le hace) en el mundo literario, pero que son capaces de concebir una narración como ésta. Así que a continuación copio el relato “Última”, escrito por mi amiga Saphira (vidadetres.blogspot.com):

ÚLTIMA

No significa que haya perdido… Mejor dicho, tampoco significa que haya ganado nada…

Después de todo no hay a quien ganarle.

Fue por pura casualidad, fue por un simple azar del destino… Podría no haber sido yo… Podría no haber sido nadie y simplemente deshacernos todos en el último soplo como hojas caídas de árboles en el otoño.

Si no hubiera estado allí, si hubiera estado en otra parte, de no ser por ese sótano maldito…

No importa ya recordar los momentos que pasé en él.

Soy la última de los seres humanos de la tierra (o al menos eso creo, creo que la soberbia se extinguirá finalmente cuando yo muera), he caminado durante meses y años buscando a algún otro, pero no he encontrado a ninguno.

Cuando veo mis manos puedo verlas envejecer desgastadas por la lima de los años, aunque por miedo al reflejo he dejado de mirarme en el agua. Sólo quiero recordar mi rostro como era hace tanto tiempo…

A veces creo que han pasado siglos y que esto no es más que una maldición…

No sé cómo no me he vuelto loca… o tal vez ya no me dé cuenta debido a que nadie puede decirme el parámetro de lo que es normal.

Los animales me miran pero excepto mi perro ninguno se me acerca, tal vez teman quedar malditos ellos también.

Una vez fantaseamos con mis amigos qué era lo que haríamos de ser los últimos en la tierra, pero en aquel momento sólo existía la duda y la pregunta con las posibilidades latentes a través de nuestras mentes… Ya no hay dudas, sólo certeza…, lo cual es peor… porque ahora sé realmente lo que es sin posibilidad de escaparme de ello… y si así se siente la soledad es en verdad terrible y abrumadora.

Sólo me queda el impulso de continuar caminando y dejar grabadas estas palabras en piedra para que alguien más me encuentre si es que llega a leerlas…

Friday, July 17, 2009

Junto a la vía del tren

Sigo leyendo el libro Medallones, de Zofia Natkowska, sobre los actos llevados a cabo por los nazis en la Polonia ocupada (libro al que ya dediqué una entrada anterior).

Reproduzco ahora un extracto del capítulo titulado Junto a la vía del tren:


Los que eran transportados en largos trenes, en vagones sellados, hacia los campos de exterminio a veces escapaban por el camino. Pero eran pocos los que se atrevían a fugarse… La única manera era arrancar algunas tablas del suelo del vagón… Había que tener valor para, tanteando alternativamente con las manos y los pies, arrastrarse hacia el exterior por la estrecha hendidura, por encima del estrépito y el chirrido del hierro, entre las ráfagas de aire que soplaban por debajo, sobre las traviesas que huían; luego alcanzar el eje y, agarrándose a él, deslizarse con los brazos hasta el punto desde donde un salto ofrecería alguna posibilidad de salvación…

Los fugitivos caían bajo las ruedas y a menudo morían en el acto…

La mujer que yacía junto a la vía formaba parte de los valientes… Al romper el día, la mujer, herida en una rodilla, estaba sentada al borde de la franja, sobre la hierba húmeda…

Se iban formando pequeños corros de curiosos que lanzaban miradas inquietas y se dispersaban enseguida… Para ofrecer ayuda o dar cobijo había sólo un castigo: la muerte segura.

Dos policías se acercaron, con ademán serio a ver lo que pasaba. Comprendieron la situación, se pusieron a deliberar sobre lo que debían hacer. Ella les conminó a que le pegaran un tiro…

Los policías aún dudaban sobre lo que debían hacer…
(finalmente un desconocido se ofrece a disparar, por piedad, a la moribunda con el arma que los policías le dejan).

Antes del mediodía vino el alcalde con algunos hombres y mandó retirarla y enterrarla junto a la vía”.

Sólo se me ocurre añadir, como reflexión, la frase con que la autora empieza el libro: “Fueron hombres quienes a otros hombres depararon semejante destino”.

Thursday, July 16, 2009

Canallas

Lo leo en el periódico de hoy:

ETA ha comenzado a utilizar “bombas lapas multipropósitos”. Este nombre define a una bomba que tiene como objetivo provocar un incendio en el vehículo, deformarlo para evitar que se puedan abrir las puertas y para que la víctima muera así calcinada. El explosivo de estas bombas incluye nitrometano, un combustible de aeromodelismo altamente inflamable, sustancia básica para redoblar la explosión y provocar un incendio después de que estalle la lapa. Se activa por un sistema detector de movimiento (péndulo o mercurio)”.

Como se sabe, ETA es una agrupación terrorista que pretende la segregación territorial de una parte de España y de Francia para constituir un nuevo Estado. A tal fin ha asesinado en las últimas décadas a cerca de mil personas.

Esta organización ha escrito una siniestra página de la Historia y constituye, en sí misma, una vergüenza para la humanidad. En este contexto, la intención de quemar vivas a sus víctimas es sólo un paso más en su negra andadura.

El independentismo es un ideario respetable. Yo no lo comparto porque creo que lo mejor para la humanidad no es crear más fronteras, sino suprimirlas. Pero, aunque no lo comparta, me parece respetable.

Sin embargo, la respetabilidad de cualquier idea se diluye cuando para defenderla se está dispuesto a quemar vivas a otras personas.

Ninguna idea, por buena que sea, puede abrirse camino a base de canalladas.

Tuesday, July 14, 2009

Está sucio el jabón

Zofia Natkowska fue una escritora polaca comisionada para investigar, tras la II Guerra Mundial, los crímenes cometidos en Polonia durante la ocupación alemana.

En su libro Medallones cuenta su experiencia durante los trabajos de la comisión encargada de investigar esos crímenes.

Uno de los capítulos se dedica a exponer la conducta de un profesor de Anatomía, colaborador de los nazis, apellidado Spanner.

La comisión interrogó a un empleado del Instituto Anatómico de Gdansk, quien contó que “el profesor Spanner estaba escribiendo entonces un libro de Anatomía… Consiguió unas máquinas para separar la carne y la grasa de los huesos. De los huesos pensaban hacer esqueletos. En 1944, el profesor Spanner ordenó a los estudiantes que separaran la grasa de los cadáveres y la guardaran aparte…Los estudiantes tenían orden de separar la piel con mucho cuidado, después la grasa también con cuidado, y al final, según el libro de preparación, los músculos hasta los huesos. La grasa que los operarios recogían en los platos después se quedaba guardada durante todo el invierno, y más tarde, cuando los estudiantes se iban de vacaciones, en cinco o seis días se hacía el jabón.

El profesor Spanner también almacenaba piel humana. Junto con el preparador jefe Von Bergen pensaban curtirla y hacer con ella no se sabe qué…

Traían cuerpos del campo de Stutthoff, condenados a muerte… Generalmente eran cadáveres polacos. Pero una vez llegaron también unos militares alemanes decapitados en la cárcel…, cuatro militares alemanes condenados a muerte…

Un hombre puede dar unos cinco kilos de grasa… De la producción del jabón nadie tenía que saber nada. Spanner prohibió hablar de eso hasta a los estudiantes…

Al principio todos tenían miedo de lavarse con ese jabón. Daba asco. Olía mal. El profesor Spanner hacía lo posible para que ese olor desapareciera. Escribió a empresas químicas para que enviaran aceites aromáticos. Pero siempre se notaba que ese jabón no era de verdad… Al principio hasta un colega vio que me daba escalofríos lavarme con eso. En casa, a mi madre también le daba asco. Pero hacía buena espuma, por eso lo usaba para lavar la ropa”.


Tras leer esto, acuden a mi cabeza varias ideas. Pero, sobre todo, dos:

1º) Que alguien puede ser un eminente profesor y escribir libros de Anatomía Humana. Pero, aun así, puede ordenar hacer jabón con grasa de los muertos en campos de exterminio. La cualificación científica no presupone ni garantiza, en absoluto, la decencia.

2º) Que ese hombre (el empleado del Instituto Anatómico), ese hombre interrogado y que reconoce haber colaborado en la confección de jabón con grasa de condenados a muerte…, ese hombre, de haberme correspondido a mí vivir sus mismas circunstancias (la misma época, el mismo sitio)…, ese hombre podría ser yo.

Thursday, July 09, 2009

Carnes

Comer el cuerpo de un animal.

Masticar las patas (sus músculos, tendones...). Esas patas con las que anduvo o corrió por el bosque, con las que trepó a los árboles, con las que excavó túneles o madrigueras.

Masticar la sangre coagulada. Ésa que circuló por sus venas y arterias, y a la que bombeó su pequeño corazón.

Masticar la médula, las fibras nerviosas, los finos hilos por donde viajó el dolor (y también el placer, si es que lo tuvo).

Masticar los sesos: la esponja en que habitaron el miedo, la sorpresa, la fatiga..., tal vez también los sueños.

Masticar la lengua con que lamió a sus cachorros, los pechos con que los amamantó, el abdomen donde fueron alumbrados...

(Lo hacemos. Rutinariamente y sin pensarlo hacemos todo eso.)

Comer el cuerpo de un animal.

Wednesday, July 08, 2009

Sinestesias

Decimos dulces sueños, comentario ácido, amarga derrota... Decimos lo ocurrido me dejó un mal sabor de boca... Decimos todo eso como si los sueños, las palabras o los hechos causaran sensaciones gustativas.

Decimos novela negra, novela rosa... Decimos he tenido un día negro o llevó una vida gris. Decimos todo eso como si las narraciones, las fechas o las vidas generaran visiones cromáticas.

Decimos que este azul canta mucho; que este rojo es chillón... Como si los colores, además de verse, se oyeran.

Y, bien pensado, puede que sea así.

Monday, July 06, 2009

¿Quién sabe?

¿Quién sabe lo que elegiría si ahora le dieran a escoger entre haber nacido o no; entre haberse casado o no; entre haber tenido hijos o no haberlos tenido; entre la profesión que eligió u otra distinta...?

¿Quién sabe lo que elegiría, si nos es negado conocer adónde nos habrían llevado las otras opciones?

¿Quién sabe si tomaría otro camino, si no es posible saber dónde conduce?

¿Quién sabe lo que elegiría? ¿Quién sabe -pues- lo que quiere?





Thursday, July 02, 2009

Ni un paso atrás

Hay animales que, después de haber desarrollado la capacidad de volar, la perdieron. Es el caso de los avestruces o los pingüinos.

Hay animales que, después de salir del mar y adaptarse a vivir en tierra firme, regresaron al mar y perdieron esta última capacidad. Es el caso de las ballenas o los delfines.

Así pues, el desarrollo de una determinada habilidad (volar, caminar...) no es siempre irreversible. En función de las circunstancias y por el juego de la selección natural, puede resultar conveniente (adaptativamente rentable) perder algunas capacidades.

Pero no se conoce que, a lo largo de su evolución, alguna especie haya perdido inteligencia. No se sabe de ninguna especie que, para adaptarse mejor a la vida en su medio, haya retrocedido en su capacidad intelectiva. No se conoce ninguna especie que se haya entorpecido.

No consta que ninguna evolución animal se haya movido en la dirección de perder inteligencia.

Los cetáceos (ya lo hemos dicho), para adaptarse a la vida en el mar, perdieron las patas. Algunos mamíferos de vida subterránea, como los topos, han perdido su capacidad visual (sin duda porque en la oscuridad del subsuelo no la necesitan). Incluso los humanos hemos reducido nuestro olfato. Pero no se sabe de ninguna especie que, en su evolución, haya perdido inteligencia.

La inteligencia –su adquisición y desarrollo- parece ser el único ámbito en que se aprecia una continuidad, una linealidad, una irreversibilidad evolutiva.

Tuesday, June 23, 2009

Imagínatelo

No tenemos fotos de

-Los hebreos cruzando el desierto con Moisés al mando.

-Espartaco comandando la rebelión de los esclavos de Roma.

-Pilatos lavándose las manos en una palangana.

-Jesús colgado de la cruz.

-Colón convenciendo a Isabel de que la Tierra es redonda.

-Lutero clavando sus tesis en la puerta de un castillo o de una iglesia.

-Giordano Bruno ardiendo en una hoguera.

-Galileo abjurando de que la Tierra se mueve y el Sol más bien está parado (mientras, quizá, cruzaba los dedos).

-Los barcos negreros de la ruta África-América, cargando y descargando su mercancía.

No tenemos fotos de lo más importante. En lo que concierne a nuestro pasado histórico, no tenemos fotos de casi nada.

Cuando aquellos hechos, o supuestos hechos, ocurrieron no se había inventado la fotografía. Así que no tenemos fotos (ni filmaciones, ni pruebas gráficas) de nada de aquello. Sólo podemos imaginarlo. Y es muy probable que nuestra imaginación no concuerde mucho con la realidad.

Friday, June 19, 2009

Adiós, silencio, adiós

La organización ETA ha asesinado a casi 1.000 personas (hoy, otra más), ha secuestrado y mutilado a otras muchas y ha llenado de dolor a una inmensidad de familias. En algunos casos, la crueldad empleada sólo puede compararse con los actos más aberrantes de la historia de la humanidad: así, Ortega Lara fue secuestrado y recluido en un pequeño habitáculo subterráneo durante 532 días, y si no permaneció más tiempo es porque fue rescatado por la Policía. En el caso de Miguel Ángel Blanco, tras secuestrarle advirtieron de que sería ejecutado en 48 horas si el Gobierno no cedía a las exigencias de ETA. Finalmente fue asesinado después de terribles horas de espanto vividas por su familia y por el conjunto de la sociedad.

Supuestamente ETA pretende la independencia del País Vasco. Desea también la anexión de Navarra y de una zona del sur de Francia, que considera vascas. Parece ser que, en sus orígenes, pretendía asimismo la instauración de un Estado marxista-leninista en esos territorios, aunque este objetivo ideológico parece haberlo abandonado últimamente.

Pero, mientras todo esto ocurre, los ciudadanos vascos votan libremente desde hace treinta años en todos los ámbitos electorales: local, autonómico, estatal, europeo.

A esas elecciones pueden concurrir también los partidos independentistas, salvo aquéllos que de modo patente apoyen el terrorismo. Éstos últimos no están vedados por su ideología independentista, sino por su complicidad con la violencia.

Se da la circunstancia de que el partido nacionalista mayoritario no se presenta a las elecciones con un programa netamente independentista, con lo que es casi imposible saber qué parte de la población está a favor de la independencia. Pero podría hacerlo, es decir, podría concurrir a las elecciones con esa consigna independentista, de modo que los votantes supieran claramente lo que apoyan.

En los casos de Álava y Navarra, los resultados electorales vienen poniendo de manifiesto que estas provincias no desean la independencia. Los navarros ni siquiera desean mayoritariamente formar parte (al menos en la actualidad) de la Comunidad Autónoma vasca, según han puesto de manifiesto de modo reiterado en todas las elecciones.

Pero estas últimas cuestiones no son lo más importante. Lo fundamental es que la sociedad vasca dispone de un camino recorrible, pacífico y democrático, para conseguir (si lo quisiera) un objetivo independentista. Sin necesidad de usar la violencia, sin tener que matar a nadie.

Los independentistas podrían también defender su postura en el Parlamento Europeo y otras instituciones de la U.E., dado que, además, existen otros territorios de Europa en donde hay planteado igualmente un debate soberanista (Escocia, Córcega, Flandes…).

Por todo ello, la utilización del homicidio como instrumento político es, en estas condiciones, radicalmente obscena.

Pero la organización ETA continúa asesinando personas. Miembros de las fuerzas de seguridad, políticos de otros partidos, profesionales e intelectuales siguen siendo asesinados en una macabra orgía de terror.

Quienes apoyan la independencia del País Vasco no temen que nadie los asesine por defender sus convicciones, pero en cambio los que discrepan de esas ideas tienen miedo a exponer opiniones críticas, y en particular a condenar abiertamente a la organización ETA. En el País Vasco se vive diariamente en un clima de forzada autorrestricción: temor a expresar en público las propias opiniones.

La irrupción de internet puede hacer quebrar esta indeseable tiranía de silencio.

A través de los blogs, foros, chats y demás ámbitos de debate que la Red nos permite, todos podemos -debemos- hablar sin miedo, exponer críticamente nuestras opiniones y expresarnos con libertad.

La organización ETA tiene reservado un sitio en las páginas más vergonzosas de la historia de la Humanidad. La esperanza es que hoy, con internet, con el conocimiento acumulado y la tecnología disponible, podemos romper el miedoso silencio y hacer que otras voces (las que hasta ahora han callado: o sea, las nuestras) se oigan.

Friday, June 05, 2009

Tiempo añadido

Inmortalidad no, pero sí una prórroga (como en el fútbol) o un “tiempo muerto” (como en el básket) para echar el cierre. Unos minutos de gracia o cortesía, después de que expire el plazo, para:

1º) Destruir los vestigios. Objetos, cartas, ropas. Si uno se marcha, no tiene sentido que eso quede.

2º) Despedirse. Tranquila y rutinariamente, sin efusión.

3º) Caminar hasta el crematorio.

4º) Conectar el horno, abrir la puerta, dejarse caer.

5º) En silencio y sin molestar, evaporarse.
poemas de Saiz de Marco at Blogged

Thursday, May 28, 2009

Valientes/Cobardes

Tal vez ser malvado exija, en cierto sentido, una porción de valor: de estar dispuesto a afrontar la mirada acusatoria, de desaprobación y rechazo, de los otros; de estar abierto a resistir la mordedura del autorreproche, el martilleo de la propia conciencia.

Tal vez ser malvado implique una carga de atrevimiento, de arrojo o de osadía.

La determinación, el coraje y la audacia suelen estar presentes en quienes ejecutan actos despiadados, terroristas, dañinos… Por eso, de ellos decimos que son mortíferos, feroces o crueles, pero generalmente no afirmamos que sean cobardes.

Es posible que muchas personas no tengan “agallas” para ser malos. Es posible que muchas personas sean buenas, al menos en parte, por temor al remordimiento: por miedo a rebelarse contra su propia conciencia.

Bienvenida sea, en tal caso, la cobardía que nos pone difícil ser malvados.

Al igual que ocurre con la inteligencia, la valentía no es un recurso estimable en sí mismo, sino sólo (y siempre) en función del fin para el que se use.

Del mismo modo que una inteligencia orientada al mal es mil veces peor que una ausencia de inteligencia, la valentía orientada al mal es mucho más indeseable que la cobardía.

Tuesday, May 26, 2009

Cada uno en su papel

Un buen actor no deja nunca de representar. Ni en los descansos, ni en los entreactos, ni en el tiempo que media entre función y función.

Un buen actor no deja nunca de interpretar. Ni delante ni detrás del telón. Ni cuando está acompañado ni cuando está solo.

Un buen actor no escapa del papel. Un buen actor lo interpreta a tiempo completo, o sea, de por vida.

Un buen actor representa sobre todo para sí. Para dentro de sí mismo.

No es difícil encontrar un buen actor. De hecho el mundo está lleno de grandes intérpretes: personas que, de tan asumidos como tienen sus papeles (de tan metidos como están en ellos), ignoran que están representando. Ignoran que actúan.

Ignoran, ignoramos la condición de actores.

Tuesday, May 12, 2009

Balance

Ganamos en agudeza visual, es cierto, pero perdimos en sensibilidad olfativa.

Ganamos en velocidad para correr por el suelo, es cierto, pero perdimos en habilidad para trepar por los árboles.

Ganamos en inteligencia, es cierto, pero perdimos en incapacidad de sufrir, en incapacidad de deprimirnos, en incapacidad de enloquecer…

Ganamos en consciencia, es cierto, pero perdimos en ignorancia de la fugacidad y de la muerte.

Con la evolución ganamos y perdimos. Con la evolución mejoramos y empeoramos.

Éste (o sea, nosotros) es el resultado. Éste es el balance.

Thursday, May 07, 2009

Kamikazes

Si es necesario, las hormigas dan su vida por su patria el hormiguero.

Llegado el caso, las abejas dan su vida por su patria la colmena. (Las abejas no pican para defenderse; de hecho mueren después de picar. Pican para defender la colmena.)

“Todo por la patria”, podría ser su lema.

Pero ninguna hormiga da su vida por todas las hormigas del mundo. Ni ninguna abeja ofrece su vida por todas las abejas del planeta.

Como aquellos pilotos mártires que en Japón llamaron Kamikazes, las abejas y hormigas pueden tener comportamientos que entre humanos llamaríamos “heroicos”. Es decir, pueden inmolarse. Pero sólo por su colmena, sólo por su hormiguero.

De igual modo, muchos humanos han sacrificado su vida por la patria (su tribu, su hormiguero, su colmena), pero nunca o muy insólitamente lo han hecho por la humanidad en su conjunto.

También en esto somos, seguimos siendo esclavos de los instintos tribales. ¿Hasta cuándo?

Monday, May 04, 2009

Juegos de azar

Las loterías del nacimiento:

La lotería cromosómica (el sorteo de los genes), la lotería geográfica (el país donde naces), la lotería social (el entorno en que naces)…

Las loterías del nacimiento: Nacer esbelto o deforme, nacer dotado o infradotado, nacer en la zona (o en la familia) pudiente o necesitada…

Las loterías del nacimiento.

Yo también jugué o fui jugado (es obligado hacerlo). Yo también estuve en esos bombos giratorios. En esos bombos aleatorios. En esas tómbolas forzosas. En esas loterías del nacimiento.

Y tuve suerte. Sí, creo que tuve suerte.

Pero no me gustan nada, nada en absoluto, esas loterías del nacimiento.

Friday, May 01, 2009

Nuestros artífices

Otros desarrollaron garras, colmillos, púas, caparazones, cuernos...

Nosotros también desarrollamos algunas de esas cosas. Pero sobre todo expandimos nuestro cerebro, desarrollamos la inteligencia. (Tampoco somos los únicos que la desarrollamos, pero en nuestro caso lo hicimos en mucha mayor medida.)

¿Y por qué desarrollamos inteligencia? Porque la necesitábamos para sobrevivir. Porque, en medio de la presión ambiental en que nos encontrábamos sumidos (necesidad de defendernos de los depredadores, necesidad de procurarnos alimentos en constante disputa con otras especies), la inteligencia fue el principal recurso competitivo que hallamos.

De no ser por aquella presión evolutiva, los homínidos de que provenimos no habrían desarrollado la inteligencia.

No es una historia alegre. Seguramente la eliminación de los menos dotados (de los menos inteligentes) fue hecha por los depredadores de aquel simio ancestral.

¿Y quiénes eran aquellos depredadores remotos (nuestros depredadores)? Tal vez hienas, leopardos y (posiblemente) otras especies ya extinguidas.

Sin la labor depredadora y selectiva que esos animales ejercieron sobre aquel simio, éste no habría evolucionado.

Sin aquella sostenida presión seleccionadora no habría habido una clara ventaja competitiva de los más inteligentes.

Aquellos animales que nos atacaban o se disputaban los recursos con nuestros ancestros son los que, a fin de cuentas, dieron forma al ser humano. Ellos han sido, en cierto modo, nuestros artífices.

Wednesday, April 29, 2009

Alfarero

El desierto ha modelado camellos, dromedarios, alacranes, lagartos, cactus…

Pacientemente los ha delineado para resistir la sequedad. Ha trazado jorobas para almacenar agua, ha conformado espinas para que otros no los coman…

El desierto los ha ido tallando, esculpiendo, perfilando, dándoles forma.

Todos ellos –camellos, dromedarios, alacranes, lagartos, cactus…- son su obra. Son los frutos vivos del desierto.

Como los trópicos, las montañas escarpadas o los casquetes polares, el desierto es un magnífico alfarero.

Monday, April 27, 2009

El tipejo del espejo

¿Puede uno quererse a sí mismo? ¿Puede uno odiarse a sí mismo? ¿Puede uno admirarse a sí mismo?, ¿despreciarse a sí mismo?, ¿aplaudirse a sí mismo?, ¿abroncarse a sí mismo?, ¿temerse a sí mismo?, ¿experimentar asco, o piedad, o perdón de sí mismo?...

¿Tú que opinas? Yo tengo la impresión de que sí se puede.

Thursday, April 23, 2009

Lo nunca visto

Nadie ha visto todo. Nadie ha sentido todo. Nadie conoce todo.

Todo (o el todo) nos es invisible, imperceptible, incognoscible.

Aunque nuestros ojos, nuestros sentidos y nuestro cerebro pudieran abarcarlo, todo no cabría en ellos.

Así que de él -del todo- no sabemos nada.

Todo es un extraño, un extranjero. Todo es un tipo muy raro. Todo es un perfecto desconocido.

Saturday, April 18, 2009

Los (mis) diez mandamientos del buen leer

1. Leerás sólo lo que te guste, lo que te atrape, lo que te cautive.

2. No leerás lo que no te guste, lo que no te atrape, lo que no te cautive.

3. Si en las primeras diez páginas no te gusta, no te atrapa, no te cautiva…, lo cerrarás y le dirás adiós sin miramientos.

4. Nunca, nunca, nunca leerás nada por obligación. (Leer sin placer no es leer, sino mortificarse.)

5. Si no te respeta –si inserta digresiones sólo para mostrar su erudición, o palabras extranjeras que no traduce, etc-, dejarás de leerlo y lo echarás a reciclar.

6. Aunque parezca un buen libro, si no es “bueno para ti”, cesarás de leerlo inmediatamente.

7. Aun cuando el prestigioso crítico Fulánez lo haya puesto por las nubes, si no te gusta no te gusta, y no lo leerás.

8. Aun cuando el no menos prestigioso crítico Mengánez lo haya puesto a caer de un burro, si te gusta te gusta, y deberás leerlo.

9. No te preguntarás por qué te gusta. No te preguntarás por qué no te gusta. Ni tú ni nadie elige sus gustos.

10. Si te apetece releerlo (o re-releerlo) lo releerás (o lo re-releerás), pues raramente pasa y hay que festejarlo. Y que sigan los demás aguardando su turno.

(Estos mandamientos se encierran en dos: Leerás sólo lo que te apetezca, y te abstendrás de leer lo que no te apetezca.)

Tú sí que sabes

Las máquinas ya nos superan en memoria (almacenan más datos que nuestros cerebros), en rapidez (operan y calculan más deprisa que nosotros), en precisión (miden mejor que nosotros el tiempo, la temperatura, las magnitudes físicas), en habilidad (juegan al ajedrez mejor que nosotros)... Hace mucho que es así, pero con el desarrollo de la informática las distancias se han agrandado. ¿Cuándo empezarán las máquinas a rebasarnos en entendimiento y en raciocinio? ¿Cuándo empezarán a captar lo que no captamos? ¿Cuándo empezarán a percibir lo que no percibimos? ¿Cuándo empezarán a entender lo que nuestros cerebros no comprenden?

Thursday, April 16, 2009

Full time

No sólo somos sensitivos, sino que a lo largo de nuestra vida no podemos dejar de serlo. Podemos cesar de correr, podemos parar de hablar, podemos dejar de escribir… pero (salvo parcialmente durante el sueño) no podemos parar de sentir ni de sentirnos.

De por vida tenemos que sentir. Sentir forzosa y permanentemente.

Somos sensitivos a tiempo completo. Somos sensitivos por obligación, por mandato incesante e ineludible. Somos vitaliciamente sensitivos.

Diseño de estructuras

Los nidos, con sus ramas entrelazadas y mezcladas con barro, con hojas, con saliva…

Los hormigueros, con sus galerías subterráneas, sus habitáculos, sus pisos, sus entradas principal y accesorias…

Las presas que en los ríos confeccionan los castores con barro, piedras y el tronco o las ramas de árboles que previamente han derribado.

Las colmenas, con sus cámaras, sus panales de cera, sus celdillas perfectamente hexagonales…

Arquitectura animal. Estructuras construidas por pájaros, hormigas, castores, abejas… sin planos, sin proyecto, sin instrucciones, sin dirección de obra.

Grandes diseños de constructores que diseñan sin diseñar.

Tuesday, April 07, 2009

Lo fatal

El único límite de la vida, la única limitación al número de seres vivos que puede albergar la Tierra, viene dada por la cantidad de recursos nutritivos de que dispone.

Dado que la vida presenta una tendencia ilimitada a reproducirse pero los recursos alimenticios son limitados, los seres vivos están abocados a una constante lucha entre sí.

Cabe pensar por ello que, de haber vida en otros planetas, este mismo esquema de lucha y depredación también se producirá.

Como quiera que sean (si los hay) los seres vivos que pueblen otros planetas, es probable que también estén obligados a luchar entre sí.

¿Puede decirse, entonces, que la lucha entre especies y entre individuos no es un rasgo específico de la vida en la Tierra, sino de la vida en general? De ser así, nuestra esperanza de encontrar algo mejor ahí fuera se reduciría considerablemente. Qué pena.

Friday, April 03, 2009

Pequeño país

A veces quiero alegrarme y no me alegro. Quiero entristecerme y no me entristezco. Quiero creer algo y no lo creo. Quiero que algo me guste y no me gusta. Quiero detestar algo y no lo detesto. Quiero olvidar algo y no lo olvido…

¿Y por qué habrían de obedecer mis emociones, y mis gustos, y mi fe, y mi memoria… a mi voluntad?

¿Quién es esa señora, la voluntad, para creerse tan importante? ¿Quién cree que es para mandar en todo el mundo?

¿Acaso la obedecen el corazón, los riñones, la vesícula, el páncreas…? No, ellos van por su lado (como si adoptaran sus propias decisiones) y mi voluntad por el suyo.

Fuera de mis actos, la voluntad no tiene soberanía. Sólo mis actos (y ni siquiera todos) obedecen sus órdenes.

El reino de mi voluntad es parecido a Liechtenstein o Andorra: una nación pequeña, un estado diminuto.

Wednesday, March 25, 2009

Verdes campos del edén

Durante los años que Antonio Machado vivió en Baeza disfrutaba a menudo paseando por el campo. A esos paisajes aludió en muchos de sus poemas. En algunos habla de “olivares polvorientos del campo de Andalucía”, “el campo andaluz, peinado por el sol canicular, de loma en loma rayado”, “matorrales, alcaceles, terraplenes, pedregales, olivares, caseríos, praderas y cardizales, montes y valles sombríos…”. En otro poema llega a decir “Campo de Baeza, soñaré contigo cuando no te vea”.

Casualmente ese mismo entorno fue el escenario de mi infancia. Pasé mi niñez en Baeza y, como cualquiera que haya vivido allí, puedo identificar fácilmente los paisajes a que en sus versos aludía Machado.

Tal vez esos paisajes no me emocionen tanto como a don Antonio, pero también me gustan.

Hoy leo, en un artículo del novelista Antonio Muñoz Molina (nacido en Úbeda, a sólo 8 kilómetros de Baeza, y conocedor por tanto del mismo paisaje), que “No me había parado a pensar hasta ahora que este paisaje tan íntimo, tan exclusivo de mi vida, no tiene nada de original: se parece a muchos de los que ha representado durante siglos la pintura y a los que pueden verse en fotografías e ilustraciones de innumerables calendarios. También se parece, estadísticamente, al que aseguran preferir la inmensa mayor parte de los seres humanos. (…)

Lo cuenta Dennis Dutton en The Art Instinct, una investigación sobre las raíces evolutivas. (…) Lo que reconocemos instantáneamente es el hábitat de las sabanas del este de África en el que evolucionó nuestra especie, y antes que ella la de nuestros homínidos antecesores.

En lo más profundo de nuestra memoria genética se fueron imprimiendo los rasgos del paisaje más favorable para nuestra supervivencia.

En mi imaginación, lo mismo que en mi recuerdo, estoy situado a una cierta altura sobre el valle, en un lugar en el que me siento protegido y en el que a la vez puedo distinguir si se aproxima un enemigo o alguna posibilidad de caza. Los árboles ofrecerán sombra, alimento, refugio, pero no se cerrarán sobre mí en una selva o un bosque en el que me perderé fácilmente y seré más vulnerable”.

Con lo cual, creo entender por qué a Machado, a Muñoz Molina, a mí (y, por lo que se ve, a casi todo el mundo) nos gusta el mismo tipo de paisaje. Porque nos evoca el hábitat idóneo: el ancestral y primario paisaje del hombre.

Tuesday, March 24, 2009

La imaginación al poder

Hubo un tiempo en que los humanos, hartos de vivir en una situación de violencia y anarquía permanentes, decidieron renunciar a una parte de su libertad a cambio de obtener cierta seguridad en sus vidas.

Es la génesis del Estado y el Derecho según la tesis del contrato social expuesta por Rousseau.

Pero todos sabemos que es incierto, porque ese contrato social no es, en absoluto, un hecho histórico, ya que los ciudadanos de ningún país se reunieron nunca para firmar un pacto así.

De otro lado, suele decirse que los derechos fundamentales (la integridad física, la igualdad, la dignidad…) están inscritos, como algo inherente, en la naturaleza humana.

Pero también sabemos que esta última afirmación no se cohonesta con la realidad; sino que, antes bien, lo que la naturaleza humana ha demostrado históricamente viene a ser lo contrario: su propensión al abuso y la crueldad.

Lo habitual y tradicional en la historia del hombre ha sido el gobierno despótico de los más depravados.

En su ensayo La pasión del poder J.A. Marina reflexiona sobre el valor e importancia que la ficción tiene en nuestro progreso político:

Necesitamos ficciones jurídicas, políticas y éticas porque la inteligencia humana tiene la capacidad de pensar cosas inexistentes que sería bueno que existieran: por ejemplo, una ciudad justa o una humanidad digna. (…)

Tenemos que ponernos manos a la obra identificando la ciudad sobre un cimiento ficticio que debe, sin embargo, funcionar como real. (…)

Sometidos a las tremendas limitaciones de nuestra finitud, herederos de una historia trágica y grandiosa, hemos alumbrado la idea de que podíamos ir más allá de nosotros mismos. (…) Es una ficción necesaria para sobrevivir. (…) Es, como dicen los lingüistas, una expresión performativa: que crea lo que dice. (…)

Para sobrevivir necesitamos aferrarnos a otra realidad posible y por ahora ficticia, admitir la posibilidad de verificar (hacer veraz) un modelo deseable de vida, y afirmar la superioridad de una racionalidad práctica, dirigida no sólo a conocer, sino a construir. (…)

Lo malo de un acto malo no es sólo el perjuicio real que causa, sino que introduce el poder de la realidad en el mundo de ficción que estamos realizando (haciendo real) … Toda intrusión de la lógica del poder fáctico pone en peligro nuestro Gran Proyecto, es decir, a todos nosotros. De ahí la necesidad de que todos intentemos fortalecerlo, convertirnos en defensores de esa posibilidad salvadora. El proyecto de la dignidad siempre está en precario (basta con leer los periódicos para comprobarlo). Si las sociedades, los grupos, las personas debemos exigir un comportamiento ético, es porque cualquier transgresión resquebraja el mundo que queremos alumbrar. Nos somete a todos a la poderosa tentación de la violencia, del ojo por ojo, del poder sin freno. Nos somete a todos a la tremenda tentación de volver a la realidad, renunciando a la ficción.

Así pues, no ya para la creatividad artística, sino para algo mucho más básico y primario, como es nuestro progreso humano o sociopolítico, necesitamos vitalmente las ficciones.

Wednesday, March 18, 2009

Los precios del mal

Mucha gente no es mala porque no le trae cuenta. Muchas personas no son malvadas porque, de alguna forma, hacen inconscientemente un cálculo y llegan a la conclusión de que lo que podrían ganar haciendo el mal no les compensa la desazón que después sentirían.

Comprenden que el precio a pagar en remordimiento iba a ser demasiado alto.

Sus conciencias inclinan la balanza mediante una especie de cálculo de costes: Lo que podrían ganar matando o robando a otros no les compensa la pesadumbre y el autorreproche que después sentirían.

Comprenden que la ventaja de hacer el mal les pasaría después factura. Una factura moral en exceso cara.

Mucha gente no hace el mal en virtud de un cálculo egoísta: porque hacer el mal les haría más infelices.

Pero quienes -por algún motivo- no han de asumir tal coste, quienes no tienen que pagar ningún precio en remordimiento, no efectúan ese cálculo inconsciente.

Para estos últimos, hacer el mal siempre es rentable. No han de pagar ningún peaje ético.

Su cálculo es también egoísta: hacer el mal les da ventajas y, dado que no experimentan remordimiento, no les causa aflicción.

Las preguntas que de inmediato se plantean son:

*¿La capacidad de experimentar remordimiento es voluntaria o involuntaria? Y

*Quienes no sienten remordimiento por el mal causado, ¿son culpables de no sentirlo?

Monday, March 16, 2009

Viaje al centro de la Tierra

En www.practiciencia.com leo que bajo la corteza terrestre hay un manto que se extiende hasta una profundidad de 2.900 Km. y está compuesto por una capa de óxidos y sulfuros metálicos).

A esta capa le sucede otra formada por silicatos y óxidos de magnesio (sima) que también se encuentra en estado ígneo, pero a temperaturas más bajas, porque ésta va disminuyendo desde el núcleo hacia el exterior.

Debajo del manto está el núcleo, que probablemente está formado por una parte interna de hierro, mientras que el núcleo externo está compuesto por una mezcla de níquel con hierro en estado incandescente. La parte exterior de dicho núcleo, que parece ser líquido, es la fuente del campo magnético del planeta.

En conjunto, el radio de la Tierra es de algo más de 6.350 kms.

De ellos, sólo una ínfima parte está habitada. (Unos 3 kms., pues se han hallado bacterias vivas a esas profundidades).

El resto de la esfera terrestre, unos 6.350 kms. de radio (12.700 kms. de diámetro), es inerte.

Es decir: que sólo una ínfima parte de la Tierra (su corteza, su cáscara) alberga vida. El resto de la Tierra está tan deshabitado como los demás planetas del sistema.

Decimos que el nuestro es un planeta vivo, pero casi todo en él es inhóspito e invivible.

La Tierra es un planeta predominantemente inerte.

Wednesday, March 11, 2009

Todo lo que es yo

Leo en Mi cuerpo y yo, del neurobiólogo Francisco Mora:

“¿Cómo sé yo que mi cuerpo es mío? ¿Qué sabemos de las bases cerebrales de esa conciencia asociada a esa propiedad de pertenencia, constante en nuestras vidas y que me dice que las manos de mi cuerpo son mías, como lo es mi nariz, o mi pierna? Al parecer somos capaces de distinguir nuestro cuerpo de otros objetos porque en nuestro cerebro ocurre una convergencia o acoplamiento entre patrones especiales y diferentes de información polisensorial. Por ejemplo, hay una convergencia en diferentes áreas del cerebro entre lo que es la posición de una determinada parte del cuerpo proporcionada por receptores de las articulaciones (nuestro sentido interno consciente de la posición de los miembros: propiorreceptores) y la información visual y táctil que tenemos de los mismos. Esta convergencia de información sólo ocurre en el cerebro en referencia a partes de nuestro propio cuerpo, pero no a objetos que están en el mundo alrededor y fuera de nosotros. Esto ha llevado a pensar que esa integración visual, táctil y propioceptiva consciente es un elemento esencial en la base neurológica que señala la referencia del cuerpo como de mí mismo… No existe en el cerebro un sistema de localización único y especial en el que se represente el yo físico y en el que se integre el reconocimiento de todas las partes del cuerpo y la posición o dinámica de esas partes. Al contrario, diferentes partes del yo físico parecen estar representadas de modo diferente en áreas diferentes del cerebro. No es el cuerpo en su conjunto la referencia del yo, sino que son partes de ese cuerpo las que ese yo referencia.”

Así que ahora puedo esbozar una definición de mi yo físico o somático: “Dícese de aquella porción de materia que los propiorreceptores sienten como mía”.

Y, al hilo de ello, podría preguntarme:

¿Forma el pelo parte de mí? ¿Son las uñas parte de mi cuerpo?

Y, después de cortados, ¿siguen siendo míos?

Cuando me extraen una pieza dental, ¿deja de ser parte de mí? Y si me anulan (desvitalizan) la enervación de un diente y dejo de sentirlo, ¿seguirá formando parte de mi yo material?

Si me trasplantasen una córnea o una víscera ajena, ¿serían parte de mi cuerpo?

¿Forman parte de mí los implantes? ¿Y las prótesis internas, integradas en mi organismo?

Los tejidos tumorales, esas células hostiles que podrían causarme la muerte, ¿son parte de mí? ¿Son también yo?

¿Soy un ser menguante y amputable? ¿Soy prolongable y expandible?

¿Hasta dónde abarco? ¿Cuáles son mis confines somáticos? ¿Dónde me termino?

Monday, March 09, 2009

Anónimos

¿Cómo sentiríamos nuestra yoidad si no tuviéramos un nombre y unos apellidos, o un apodo, o un número, u otra mención vitalicia que nos identifique?

¿Cómo percibiríamos nuestro yo si no tuviéramos una etiqueta para individualizarnos respecto a los otros, y para acompañarnos de por vida?

¿Cómo asumiríamos nuestra identidad si no tuviéramos identificación?

Wednesday, March 04, 2009

Inconscientemente

Sin conocimiento de geometría, los minerales cristalizan en poliedros (cubos, prismas…) regulares.

Sin verse ni olerse a sí mismas, las flores se colorean y se perfuman.

Sin saber qué es simetría, los ciempiés tienen, a derecha e izquierda, el mismo número de patas.

Sin entender de diseño, los moluscos segregan conchas espirales.

Sin estudiar geografía ni conocer los 4 puntos cardinales, las golondrinas viajan de un continente a otro.

Sin nociones del número pi, el iris de los ojos es un perfecto círculo.

Sin saber qué son aurículas ni ventrículos, late el corazón rítmicamente.

Sin idea de gramática, un niño de tres años dice frases sintácticamente impecables...

Por todo lo cual, cabe concluir que casi todo ocurre sin saber (ni necesitar saber) cómo ocurre.

Thursday, February 26, 2009

Jardín prohibido

Si ni siquiera aquéllos -Einstein, Sagan, Hawking…- cuyas mentes logran penetrar mucho más que las nuestras; si ni siquiera ellos han conseguido entrar en territorio vedado (captar los porqués últimos, los fines, el sentido…), ¿cómo podríamos nosotros –todos los demás- con nuestros cerebritos, con nuestras pobres mentes de andar por casa, aspirar mínimamente a rozarlo?

Monday, February 23, 2009

En el siglo 50

En el siglo 50, allá por el año 5000, ¿seguirá habiendo guerras (más sofisticadas, con armas aún más letales)?

¿Seguirá habiendo Estados?

¿Seguirá habiendo fronteras (con alambradas inalámbricas que desintegrarán a quienes las crucen)?

¿Seguirá habiendo nacionalismos?

¿Seguirá habiendo inmigración ilegal?

¿Seguirá muriendo gente en pateras y cayucos (propulsados, tal vez, con motores atómicos)?

¿Seguirá habiendo dictaduras (con un control más férreo gracias a los avances técnicos)?

¿Seguirá el mundo, en el siglo 50, teniendo dos lados: uno del derroche y otro de las privaciones?

¿Actuarán los humanos de modo diferente en el año 5000, o seguirá todo igual –sustancialmente igual- en el siglo 50?

Sunday, February 22, 2009

Devolvido

Esta mañana la camarera china, al darme el cambio, me ha dicho: “Te he devolvido en monedas porque no tengo billetes”. Y yo he estado a punto de corregirla (“se dice devuelto”) pero me he contenido a tiempo. Menos mal. Me parece que ya ha hecho bastante esfuerzo viniendo desde China a España y sumergiéndose en una cultura y una lengua tan distintas de las suyas. Así que no seré yo quien, encima, la someta al suplicio de los verbos irregulares.

Friday, February 20, 2009

Qué vida tan blanda

Puede que también en eso tengamos suerte. Puede que algunos nos vayamos de aquí sin cuentas pendientes ni heridas abiertas. Y nos habrá sido fácil, porque nuestra vida es blanda. Porque no hemos estado en una balsa compartida, en medio del océano y con alimento sólo para uno. Porque no hemos tenido que echar a nadie por la borda. Porque no hemos debido escoger entre morir o matar, entre dañar o sufrir. Y así es fácil salir limpio, irse de aquí sin demasiadas manchas.

Sí, puede que en eso también tengamos suerte.

Friday, February 13, 2009

De ida y vuelta

Los cetáceos (ballenas, delfines…) pasaron inicialmente del mar a la tierra. Se hicieron mamíferos y, como los demás animales terrestres, se desprendieron de su cola, sus aletas, sus escamas… En su lugar desarrollaron rabo, pelo, patas…

Pero después (un después de bastantes millones de años) volvieron de la tierra al mar.

Así que perdieron el pelo, las patas… y se proveyeron -otra vez- de aletas y de cola aptas para nadar (no iguales pero sí parecidas a aquéllas que anteriormente –un anteriormente de varios millones de años- tuvieron).

Todo esto, ¿fue un avance o un retroceso? ¿Fue una progresión o una regresión?

Probablemente ni lo uno ni lo otro.

Es una extraña forma de moverse, sin avanzar ni retroceder. Sin ir hacia delante ni hacia detrás.

Gotas de lluvia

En decir-lo-indecible.blogspot.com leo este poema:

cae
la primera gota
en el parabrisas

atentas...

las otras
le abren camino

ahora
como locas...

corren
se rozan
se acarician
se aman

pequeñas gotas
en el parabrisas

Me entero de que es un poema de Terencio Formenti, un autor que no conocía y del que hasta ahora no había leído nada.

Vuelvo a leer el poema. Me gusta pero ¿por qué me gusta? Supongo que porque es humilde y sencillo. Y porque permite ver la magia de lo real, la poesía oculta en el día a día: en las cosas pequeñas (el cristal, las gotas que caen…).

Poesía de lo ordinario. No de lo inhabitual (o extraordinario) sino de lo intraordinario: lo ordinario por dentro.

Iré en el coche, empezará a llover y, seguramente, a partir de ahora no podré accionar el limpiaparabrisas sin acordarme de este poema.

Thursday, February 12, 2009

Como en la Tierra

Fuera de la Tierra, en otros planetas, también hay volcanes, tormentas, huracanes, seísmos…

Y es que la Tierra -con su satélite (la Luna), sus rocas, sus minerales, sus viejos cráteres, sus dunas, su arena…- no es, salvo por la presencia en ella de seres vivos, muy diferente de otros planetas.

Fuera de la Tierra, en otros planetas, también hay fenómenos tectónicos, cataclismos, meteoros… Pero allí no causan daño a nadie, porque fuera de la Tierra no hay nadie a quien dañar.

Monday, February 02, 2009

Para lo único que sirven

Para la único que sirve el dolor, para lo único que sirven la desolación, la angustia, el desconsuelo… es para la creación artística.

Pensemos en alguna obra de arte (de pronto se me ocurren el Guernica de Picasso, las Nanas de la cebolla de Miguel Hernández, La vida es bella de Benigni, Hamlet de Shakespeare, El proceso de Kafka, Yerma de Lorca, Crimen y Castigo de Dostoievski, Apocalypse Now de Coppola…) y muy difícilmente no estarán presentes el dolor, la angustia, el desconsuelo…

Si no hubiera tormento y pesar, esas obras no habrían sido creadas.

Así que para lo único que sirve el sufrimiento es para el arte y la creatividad. Sólo para eso. Nada más que para eso.

Pues bien, yo renunciaría muy gustosamente a todas las expresiones artísticas del mundo a cambio de que la angustia y el dolor humanos también desaparecieran.

Tuesday, January 27, 2009

¿Cómo era no ser?

¿Qué sabemos del inexistir?

¿Qué sabemos acerca de cómo era no haber nacido?

Sabemos que antes de nacer no estábamos. Que en el mundo (al parecer) pasaban cosas pero no las sentíamos. Que ocurrían hechos pero no nos afectaban.

Leemos lo sucedido (lo que se nos dice que pasó) en la prehistoria, en el medioevo, hace dos siglos y… bueno, entonces no estábamos (aquí). No existíamos todavía. Aún no habíamos nacido.

¿Es eso inexistir: que, aunque en el mundo pasan cosas, no se sienten?

Pero, ¿y si no es eso? ¿Y si es distinto y lo hemos olvidado?

Dado que nadie recuerda su venida al mundo, dado que nadie tiene memoria para el instante de nacer, ¿por qué habría de tenerla para algo anterior, para algo más lejano y remoto aún que el nacimiento?

Sunday, January 25, 2009

Nunca me salí de un sueño

No abdicamos, no desertamos de lo onírico.

Los sueños que tenemos mientras dormimos se acaban cuando ellos quieren (¿cómo se extinguen, cómo se agotan los sueños de los que no somos despertados?) o bien se nos expulsa de ellos si algo nos despierta en medio del sueño.

Pero nunca auto-interrumpimos nuestro propio soñar.

Nunca dimitimos, nunca nos bajamos de un sueño en marcha.

Wednesday, January 21, 2009

Mientras dormimos

En los sueños pasan cosas. No hay en ellos un guión preconcebido, pero sí hay una trama, un flujo narrativo, un hilo argumental.

El subconsciente es un tejedor de ficciones. Nuestro cerebro, mientras duerme, es un novelista prolífico.

Tuesday, January 20, 2009

Adiós, libros, adiós

Pronto desaparecerán los libros. Al menos tal como los hemos conocido: los libros de papel.

Otros formatos, otros soportes vienen a sustituirlos.

Lo mismo pasó antes con las inscripciones en piedra, las tablillas, los manuscritos, los papiros, los pergaminos, los códices…

Todo es distinto pero nada es distinto.

En una pantalla luminiscente leeremos (leemos ya) las tribulaciones de Antígona, las andanzas de Don Quijote, los lamentos de Hamlet… sin importarnos que ni Sófocles ni Cervantes ni Shakespeare imaginaran nunca algo parecido a un ordenador.

(Novedad de lo antiguo; antigüedad de lo nuevo. Ray Bradbury o Paul Auster escribiendo con pluma de pavo y tintero. Homero, Platón o Séneca publicando en un blog...)

Desaparecerán los libros pero no la literatura.

Porque todo aquél que probó la lectura, como quien experimentó alguna vez la libertad, no podrá ya vivir (sentirse vivo) sin ella.

Monday, January 19, 2009

Memoria selectiva

El simio del que procedemos debía de tener muchos enemigos, depredadores dispuestos a darle caza.

Por eso le era imprescindible recordar los sitios donde había sido atacado o perseguido, retener las zonas en que fue más vulnerable, no olvidar los lugares donde había depredadores y memorizar las circunstancias en que le hirieron o dañaron.

Le era vital recordar todo eso para, en adelante, evitar esos sitios o circunstancias.

Y ésta es posiblemente la razón por la que nuestra memoria sigue grabando, con la máxima persistencia, el daño o la afrenta que otros humanos nos causan.

Ésta puede ser la razón por la que nuestra memoria guarda mejor, selectivamente retiene con más intensidad, el recuerdo del mal que otras personas nos infligieron que el del bien que nos dispensaron.

Wednesday, January 14, 2009

Cartas de Pessoa

Según sus biógrafos, el escritor portugués Fernando Pessoa (1888-1935) sólo tuvo una novia: Ofelia Queiroz. Pero no se casó ni convivió con ella. Prefirió consagrar su vida a otra novia no física: la literatura. En una carta a Ofelia le escribió:

"Llegué a la edad en que se tiene el propio dominio de las propias cualidades... Es pues la ocasión de realizar mi obra literaria... Para realizar esa obra, necesito sosiego y un cierto aislamiento... Toda mi vida futura depende de poder o no hacer esto, y pronto. Además, mi vida gira en torno a mi obra literaria... Todo lo demás en la vida tiene para mí un interés secundario... Es preciso que todos, los que se tratan conmigo, se convenzan de que soy así, y que exigirme los sentimientos, muy dignos por cierto, de un hombre vulgar y banal, es como exigirme que tenga ojos azules y pelo rubio. Y estar tratándome como si yo fuera otra persona no es la mejor manera de mantener mi afecto... Me gusta mucho -pero mucho- usted, Ofeliña. Aprecio mucho -muchísimo- su índole y su carácter. Si me caso, no me casaré sino con usted. Resta saber si el matrimonio, el hogar (o como quiera que le llamen) son cosas que se concilien con mi vida de pensamiento. Lo dudo. Por ahora, y pronto, quiero organizar esa vida de pensamiento y de trabajo mío. Si no consigo organizarla, claro está que nunca siquiera pensaré en pensar en casarme. Si la organizo en términos de ver que el matrimonio sería un estorbo, claro que no me casaré. Pero es probable que no sea así. El futuro -y es un futuro próximo- lo dirá... Su muy afecto, Fernando."

Pessoa nunca se casó con Ofelia.

En el ensayo “Algunas ideas sobre la verdad, el amor, la voluntad y la ética del “Libro del Desasosiego de Bernardo Soares”, de Fernando Pessoa” (por Nubia Posada) leo que “poco antes de la muerte de Pessoa, Carlos, sobrino de Ofelia, se encontró con el autor, que le dijo: “¿Cómo está Ofelia?”. Le estrechó las manos con mucha fuerza y, con los ojos anegados de lágrimas, le dijo: “Hermosa alma, hermosa alma”. Pessoa murió el 30 de noviembre de 1935; su hermana lo cuidó en los últimos días”.

Pocos días después de este encuentro, y a punto ya de morir, Pessoa escribió el celebrado poema Todas las cartas de amor:

Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fuesen
ridículas.

También escribí en mi tiempo cartas de amor,
como las demás,
ridículas.

Las cartas de amor,
si hay amor,
tienen que ser
ridículas.

Pero, al fin y al cabo,
sólo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor
sí que son
ridículas.

Quién me diera el tiempo en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor
ridículas.

La verdad es que hoy mis recuerdos
de esas cartas de amor
sí que son
ridículos.

(Todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas).


No sé si Pessoa, al afirmar que “al fin y al cabo, sólo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor sí que son ridículas”, estaba llamándose a sí mismo "ridículo" y arrepintiéndose de no haberse casado con Ofelia. Pero, de ser así, su arrepentimiento (como siempre, como todos los arrepentimientos del mundo) llegó demasiado tarde.

Tuesday, January 13, 2009

Cuajar

Miro por la ventana y está nevando. Pero la nieve no cuaja. No cuaja. Y es una de esas ocasiones en que me viene la idea de “qué palabra más rara, cuajar. ¿De donde vendrá?”

Busco en un diccionario etimológico y descubro que cuajar viene del latín “coagulare”, coagular. O sea, que cuajar es coagular.

Igual que la sangre cuando deja de circular se solidifica, los copos al caer se vuelven nieve.

Es una de esas veces en que la misma palabra latina, al pasar al español, se bifurca en varias: una culta, coagular, “solidificar lo líquido, especialmente referido a la sangre”; y otra vulgar o coloquial, cuajar, “transformar una sustancia líquida en algo sólido y pastoso”.

Qué curioso y a la vez qué poético, imaginar la nieve como una sangre blanca que, al contacto con el suelo, coagulase. Qué onírico pensar en copos de sangre, o en coágulos de nieve.

Pero no. De momento la nieve que está cayendo no cuaja. No coagula.

Monday, January 12, 2009

Tiempo de la ignorancia

Ya no lo recordamos pero hubo un tiempo en que no sabíamos andar. Y estos pasos que damos maquinalmente hubimos de aprenderlos: agarrándonos a algo, soltándonos, avanzando un pie y después otro…

Ya no lo recordamos pero hubo un tiempo en que no sabíamos hablar. Veíamos cosas e ignorábamos sus nombres.

Hubo un tiempo en que no sabíamos vestirnos, ni manejar los cubiertos, ni atarnos los cordones, ni leer, ni escribir, ni contar hasta diez…

Todas estas acciones que hoy hacemos sin pensar (casi tan automática e inconscientemente como parpadear o respirar) hubimos de aprenderlas.

Aunque no nos acordemos -aunque ni siquiera nos imaginemos sin saber hablar o siendo analfabetos-, hubo un tiempo en que no sabíamos nada. En que nuestras mentes estaban en blanco.

Pero, como si no quisiéramos admitirlo, hemos olvidado aquel mundo de ignorancia e, incluso, el proceso como adquirimos los aprendizajes primarios de la vida.

Thursday, January 08, 2009

Lo que les molestaba

No pensaban que Galileo, al situar el sol en el centro, estuviera mintiendo.

No pensaban que Darwin, al explicar la evolución del hombre, estuviera mintiendo.

En su fuero interno comprendían que lo que aquellos hombres decían era coherente, razonable y, probablemente, cierto. (Por eso no rebatían sus argumentos: sólo les amenazaban o intentaban ridiculizarles.)

Y es que lo que les irritaba no era que aquellos hombres mintieran. (De hecho intuían que no estaban mintiendo.)

Lo que les irritaba era lo contrario: que no mentían, ni parecían estar equivocados.

Lo que les enojaba era la solidez y el rigor de sus afirmaciones.

Lo que les enojaba era la verdad.

Wednesday, January 07, 2009

Por qué Adán se resiste

El sentimiento religioso (espiritualidad, creencia en una o varias deidades, fe en un más allá), tan presente en todos los grupos humanos, puede tener una base evolutiva.

Puede que la selección natural haya favorecido a aquellos individuos o grupos en que el sentido espiritualista o religioso estaba presente.

Es posible, a este respecto, que la autoafirmación religiosa favorezca la cohesión del grupo y la entereza o resistencia individual de sus miembros. Y de ahí su arraigo en la estructura mental del hombre.

En tal caso, existiría una explicación evolutiva para la actitud de quienes, por motivos religiosos (de respeto al texto bíblico), niegan la evolución del hombre y se aferran al creacionismo.

El rechazo a la evolución puede deberse, paradójicamente, a razones evolutivas.

Monday, January 05, 2009

Sumisos

Reyes,
emperadores,
príncipes,
mandarines,
zares,
sultanes,
jeques,
faraones,
califas,
emires,
dictadores,
caudillos vitalicios,
comandantes eternos de la revolución,

¿habrían sido posibles sin una inclinación, una proclividad, un poderoso instinto, una pulsión innata, una humana tendencia hacia el sometimiento?

Friday, January 02, 2009

Ahora mismo

Lo que percibo en este instante no sería apenas nada sin lo que he percibido en los momentos previos, sin el conocimiento acumulado de lo que percibí anteriormente. El ahora no es posible sin el antes que guardo en mi memoria, sin el recuerdo y la experiencia sumergidos.

Me cuesta imaginar qué sería lo que veo ahora (una mesa, unos platos...) si nunca antes hubiera visto esos objetos: si desconociera sus nombres, su función y el motivo por el que están aquí. Y más aún me cuesta imaginar cómo me autopercibiría sin memoria, ni conocimiento, ni resonancia de mí mismo.

Lo que llamamos ahora viene a ser la envoltura, la superficie que flota del antes.

No es mucho, pero al menos sobre esa superficie (ese plano que emerge y sobresale) tenemos alguna capacidad de decidir.

Feliz 2009.