Friday, May 01, 2009

Nuestros artífices

Otros desarrollaron garras, colmillos, púas, caparazones, cuernos...

Nosotros también desarrollamos algunas de esas cosas. Pero sobre todo expandimos nuestro cerebro, desarrollamos la inteligencia. (Tampoco somos los únicos que la desarrollamos, pero en nuestro caso lo hicimos en mucha mayor medida.)

¿Y por qué desarrollamos inteligencia? Porque la necesitábamos para sobrevivir. Porque, en medio de la presión ambiental en que nos encontrábamos sumidos (necesidad de defendernos de los depredadores, necesidad de procurarnos alimentos en constante disputa con otras especies), la inteligencia fue el principal recurso competitivo que hallamos.

De no ser por aquella presión evolutiva, los homínidos de que provenimos no habrían desarrollado la inteligencia.

No es una historia alegre. Seguramente la eliminación de los menos dotados (de los menos inteligentes) fue hecha por los depredadores de aquel simio ancestral.

¿Y quiénes eran aquellos depredadores remotos (nuestros depredadores)? Tal vez hienas, leopardos y (posiblemente) otras especies ya extinguidas.

Sin la labor depredadora y selectiva que esos animales ejercieron sobre aquel simio, éste no habría evolucionado.

Sin aquella sostenida presión seleccionadora no habría habido una clara ventaja competitiva de los más inteligentes.

Aquellos animales que nos atacaban o se disputaban los recursos con nuestros ancestros son los que, a fin de cuentas, dieron forma al ser humano. Ellos han sido, en cierto modo, nuestros artífices.

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