Thursday, November 05, 2009

Títeres, peleles

¿Cuántos niños y niñas han sido, y son, educados en el fanatismo?

No sólo se les imbuye acríticamente unas ideas, sino que se les inculca que han de abstenerse, de por vida, de leer o escuchar a quienes las cuestionen.

Y no sólo pasa con el integrismo o fundamentalismo religioso. También otras ideas (de odio al diferente, racistas, sexistas, nacionalistas…) son inoculadas a los niños, en la primera infancia, por su entorno más próximo.

¿Cuántas personas intolerantes lo son porque, desde niños, se las ha programado para eso?

¿Cuándo y de quién aprendieron los talibanes a ser talibanes?

¿Cuándo y de quién aprendieron los machistas a ser machistas?

¿Cuándo y de quién aprendieron los terroristas, y en general aquéllos que admiten el asesinato como arma política, a pensar así?

Suele decirse que educar a los hijos es un derecho de los padres. En la Constitución española se reconoce expresamente el derecho de los padres a educar a los hijos con arreglo a sus propias convicciones. Puede ser razonable, pero ¿y el derecho de los niños a que nadie les inculque ideas que no pueden contrastar?

¿Y el derecho de los niños a que nadie se prevalga y abuse de su inmadurez para deformarles la mente?

¿Y el derecho de los niños a que nadie los trate como a títeres?

El derecho de los niños a ser intelectualmente respetados hasta que puedan decidir por sí mismos, ¿dónde queda?

2 comments:

aurora said...

Tenemos que entender que el respeto forma parte del cariño. un cariño sin respeto no vale la pena.

saiz said...

Completamente de acuerdo, Aurora. Amar a alguien que no te respeta debe ser muy difícil, casi rayano en lo patológico.