Wednesday, February 27, 2008

Ese líquido

-Un 98% de agua,
-un 1,3% de cloruro de sodio, y
-pequeñas cantidades de albúmina, lípidos y sales.

Ésta es la composición de las lágrimas.

Desde el punto de vista químico no resultan muy especiales. Hay otros fluidos corporales mucho más curiosos.

Pero yo querría irme sabiendo que nadie segregó ese líquido, precisamente ese líquido, por mi culpa.

Monday, February 25, 2008

Lo que se avecina

Hoy ya es posible saber, utilizando registros de resonancia magnética funcional muy sensibles, si una persona está pensando en personas y caras, o bien en casas y edificios. Y también se puede conocer si esas caras o esos edificios le gustan o disgustan. Por ejemplo, el área fusiforme en el sistema visual es una región cerebral que responde casi exclusivamente a la visión de caras y muy poco a otra clase de formas u objetos. De modo similar, una parte del giro parahipocampal responde bastante selectivamente a imágenes que se refieren a casas o edificios.

Aun siendo todavía un tema de ciencia ficción el logro de una máquina lectora del pensamiento, la realidad es que caminamos hacia una tecnología que eventualmente podrá volverse capaz de hacer un “bypass” a las vías clásicas de comunicación, como la expresión oral o el lenguaje corporal que controla voluntariamente una persona, y saber qué está pensando a través de la pura lectura de la actividad cerebral.

(F. Mora, Neurocultura)

Orwell imaginaba casas de cristal en las que nada escaparía al control ajeno. Pero lo que al parecer se avecina no son muros transparentes, sino cráneos que, con la técnica adecuada, dejen ver su interior: el miedo, el afecto, la esperanza, la angustia…

¿Qué será de los humanos cuando ni siquiera podamos guardar, dentro de nosotros mismos, los sentimientos negativos; cuando se nos pueda juzgar no sólo por nuestros actos, sino también por lo que pensamos y sentimos?

¿Se tendrá en cuenta entonces que gran parte de nuestras ideas y emociones ni siquiera son voluntarias?

Friday, February 22, 2008

Irse

Irse y poder decir me amaron unas cuantas personas; algún perro; algún gato. Yo también los amé.

Irse y poder decir no dejo heridos, no dejo cuentas..., creo al menos que no dejo.

¿No os parece que irse así no estaría mal del todo?

Thursday, February 21, 2008

Su propio matiz

Angustia no es congoja. Congoja no es malestar. Malestar no es abatimiento. Abatimiento no es tristeza. Tristeza no es amargura. Amargura no es consternación. Consternación no es zozobra. Zozobra no es desamparo. Desamparo no es aflicción. Aflicción no es pesadumbre…

Cada forma de sufrir es específica. Cada dolor tiene su propio matiz.

Eso nos pasa por inventar tantas palabras.

Wednesday, February 20, 2008

EscribámoNOS

Escribamos, cada uno, nuestros anhelos. Escribamos lo que consideramos importante. Lo que para cada uno es valioso, aunque no lo sea para la convención social.

Que cada uno escriba (para sí, no para los demás) sus verdaderos sueños. Y vaya tachándolos a medida que los realice.

Hagamos lo mismo con aquello que, desde nuestro interior, nos proponemos cambiar.

Que cada uno, cuando se juzgue mal a sí mismo, escriba todo lo que ha hecho bien en su vida; lo que, de haberlo hecho otra persona, juzgaría positivamente. Para autoperdonarse; para no ser más severo consigo que con los demás.

(¿Cuánto hace que no me escribo?, ¿cuánto hace que no te escribes?...)

Escribamos. No para nadie, sino para nosotros mismos. Escribámonos.

Tuesday, February 19, 2008

Fórmulas

Las mismas leyes físicas que rigen en el mundo material rigen en el mundo cerebral, porque el cerebro es, obviamente, materia.

Aunque no se conozcan todos los entresijos del cerebro, lo que parece claro es que la activación de los impulsos neuronales así como el funcionamiento de sus conexiones y circuitos han de ajustarse a las mismas leyes (de la energía, de la cinética, de la transformación, etc) que gobiernan el mundo físico.

¿Será posible entonces una formulación matemática (algo así como el área del trapecio o la composición del agua), pero referida a cada pensamiento, a cada recuerdo, a cada emoción?

Monday, February 18, 2008

Imagina

Imaginaos a Jesús, al Jesús de verdad, al de amaos los unos a los otros como yo os he amado, vestido de inquisidor. Con su caperuz, su túnica, su potro de las torturas...

Imaginaos a Jesús haciendo abjurar a Galileo (bajo amenaza de muerte) de su universo heliocéntrico.

Imaginaos a Jesús vestido de soldado de las Cruzadas. Con su casco, su escudo y su espada, dispuesto a aniquilar infieles para defender los santos lugares.

Imaginaos a Jesús vestido de cardenal. Con una casulla de color púrpura y un bonete o una mitra (esa especie de gorro con cuatro picos) puesto en la cabeza.

¿Podéis imaginároslo? ¿Podéis representaros así a Jesús?

Yo, desde luego, no.

Friday, February 15, 2008

Neurofarmacia

Fármacos para el cerebro.

Fármacos para potenciar la memoria. Para retener todos los datos que deseemos. Para memorizar sin apenas esfuerzo: una sola lectura y el cerebro lo graba.

Fármacos para agrandar la inteligencia. Para que ningún cálculo se nos resista. Para entender los teoremas matemáticos, las ecuaciones de Einstein, los principios de la física…

Fármacos para ampliar la encefalización. Para captar lo que no abarcamos: la infinitud, lo acausal, lo intemporal… Para percibir todo lo que no percibimos. Para encontrar las respuestas secretas.

Fármacos para la mente. ¿Será posible producirlos? (Si la naturaleza ha logrado estirar cerebros –desde el cerebro de la pulga hasta el cerebro humano-, ¿por qué no ha de poder la ciencia?)

Y, de resultar eso posible, ¿cómo será, como veremos el mundo con un cerebro ensanchado?

Thursday, February 14, 2008

El proceso

Tras la guerra civil española de 1936-9, el poeta Miguel Hernández fue encarcelado y sometido a consejo de guerra por el bando vencedor. Su expediente judicial y carcelario aparece publicado en el libro “Proceso y expediente contra Miguel Hernández” (Alicante, 1992).

La sentencia que lo condenó es sumamente escueta. En un solo párrafo declara “que el procesado Miguel Hernández Gilabert, de antecedentes izquierdistas, se incorporó voluntariamente en los primeros días del Alzamiento Nacional al Quinto Regimiento de Milicias, pasando más tarde al Comisariado Político de la primera brigada de choque e interviniendo entre otros hechos en la acción contra el Santuario de Santa María de la Cabeza. Dedicado a actividades literarias, era miembro activo de la alianza de intelectuales antifascistas, habiendo publicado numerosas poesías y crónicas, y folletos de propaganda revolucionaria y de excitación contra las personas de orden y contra el Movimiento Nacional haciéndose pasar por el ``poeta de la revolución´´”.

Y termina condenándole “como autor de un delito de adhesión a la rebelión a la pena de muerte”, pena que después le fue conmutada por treinta años de cárcel.

Se hace duro imaginar a Miguel Hernández delante de aquellos hombres que le juzgaron, teniendo que tragarse las palabras frente a un tribunal injusto y espurio. Más bien deberían haber sido aquellos hombres los que se hubieran sometido al juicio del poeta, quien en todo momento defendió al Gobierno legítimo de España. Pero Hernández seguramente se bebió su orgullo por miedo a que, de otro modo, las consecuencias las sufrieran su mujer y su hijo (aquel niño para el que escribió las Nanas de la Cebolla).

Hay otro detalle, un tanto macabro, en el expediente carcelario del poeta. Cuando finalmente murió (en el año 1942 y a consecuencia de la tuberculosis que contrajo en la cárcel), los enfermeros no pudieron cerrarle los ojos. Al respecto, el médico de la prisión emitió un informe del siguiente tenor: “Que no me extraña que en el cadáver del recluso Miguel Hernández Gilabert no se pudieran cerrar los párpados por los medios mecánicos corrientes, ya que en vida dicho recluso padecía un síndrome típico de hipertiroidismo con sus facies de terror (síntoma de Graus) con su tríada de fijeza, insistencia y resplandor en la mirada. Su taquicardia y exoftalmos por insuficiencia paledral que, como dice Marañón, página 80, libro “Enfermedades del tiroide”: “Se pone más de manifiesto durante el sueño. Muchos de estos enfermos duermen con los ojos entreabiertos”. El síntoma de Dalrimple: El acortamiento del párpado superior deja ver parte de la esclerótica por encima de la córnea; y el de Graefe: En la rotación del globo ocular hacia abajo, el párpado no la acompaña dejando visible la esclerótica supracorneal. Su síntoma psíquico, puesto de manifiesto en su producción literaria y que encaja en lo que Pende llama taquipsiquia -viveza mental y emotividad exagerada- típico de dicho síntoma”.

Así que “taquipsiquia -viveza mental y emotividad exagerada-”. El médico había encontrado el origen (patológico) de su genio literario. En fin...

………………………………………………………………………………

Aunque es necesario conocer estos hechos, uno querría que nada de eso hubiera pasado. El propio Hernández deseaba que su hijo no conociera la verdad. En el último verso de las Nanas que le escribió, decía:

Duerme, niño, en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla;
tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.

Tuesday, February 12, 2008

Qué mayores

Les siguen gustando los cuentos, pero ahora los llaman narrativa.

Cada rabieta que cogen se denomina ahora arrebato.

Juegan como niños, pero ya no a vaqueros e indios. Ahora juegan bridge o practican golf.

Riñen como niños, pero ahora emplean tanques, misiles...

Y pretenden ser tomados por adultos.

Monday, February 11, 2008

Obedientes

Entre los planetas que El Principito visitó antes de llegar a la Tierra, había uno habitado por un rey. Era un rey que sólo mandaba cosas razonables, porque “si ordeno a un general que vuele de flor en flor como una mariposa, o que escriba una tragedia, o que se transforme en ave marina y si el general no ejecuta la orden recibida, ¿quién, él o yo, estaría en falta?… Hay que exigir a cada uno lo que cada uno puede hacer… La autoridad reposa, en primer término, sobre la razón”.

Y el rey concluía: “Si ordenas a tu pueblo que vaya a arrojarse al mar, hará una revolución”.

No se sabe de ningún rey que haya ordenado a la gente arrojarse al mar.

Pero sí ha habido reyes (o faraones, o gobernantes) que han dispuesto que miles de súbditos dediquen sus vidas a erigirles mausoleos gigantescos en forma de pirámide. O que edifiquen suntuosas catedrales mientras la gente se moría de hambre. O que quemen vivos, en una hoguera, a supuestos herejes. O que arriesguen sus vidas, en delirios bélicos, invadiendo países.

No eran, precisamente, órdenes razonables. Pero el pueblo cumplió lo que se le mandaba y -al menos entonces- no hizo la revolución.

Friday, February 08, 2008

Dos ruedas

Lo que referimos como el “Yo” no es sino un estado mental particular que genera el cerebro. Lo subjetivo está generado por una actividad constante en un sistema tálamo-cortical activado en la vigilia que relaciona los estímulos sensoriales del mundo externo con la actividad cerebral interna (memoria). Este proceso une los componentes fracturados de la realidad externa e interna en un único constructo que es lo que llamamos el “sí mismo”. Para la creación del yo parece imprescindible el diálogo entre la actividad de dos “ruedas” tálamo-corticales. Una, constituida por los núcleos intralaminares no específicos y la corteza cerebral (núcleos máximamente activos durante la vigilia), y la otra, por el llamado complejo ventrobasal talámico. Esta última rueda provee al cerebro de la información sensorial del mundo externo que lo engarza con la actividad del mundo interno. La primera rueda sólo “gira” durante la vigilia; la segunda está constantemente activa. Por eso, para dar vida al “yo” se requiere estar despierto, que es cuando la primera rueda está en funcionamiento. Cuando existe el “yo”, hay engranaje entre las dos ruedas activas. Hay unión entre el mundo interno y el externo, luego soy.
(F. Mora, Neurocultura).

Supongo que por eso, cuando nos despertamos, necesitamos un tiempo para que las dos “ruedas” encajen: esos segundos durante los que no sabes quién eres ése que se ha despertado.

Tras leer esto sigo sin saber quién soy, pero al menos ahora intuyo cómo estoy hecho.

Thursday, February 07, 2008

En realidad

En la realidad no existen los años, los meses, los días. Son la Tierra o la Luna girando. ¿Te has preguntado alguna vez en qué día de la semana “cayó” el Big Bang?

En la realidad no existen los colores. Son un efecto óptico: el modo como percibimos la luz reflejada en los objetos.

En la realidad no existen los sonidos. Son ondas producidas por la vibración de los cuerpos.

En la realidad no existen los aromas, los sabores, las sensaciones… Son productos de la mente, subjetividades que el cerebro ha inventado.

Puede que existan el tiempo, la luz, las ondas, las emanaciones, las cosas que nos hacen sentir. Pero no existen los meses, la música, los olores ni las texturas. No existe el color amarillo. No existe el dulzor de las cerezas.

En la realidad no hay una cosa llamada esperanza, ni una cosa llamada dolor, ni una cosa llamada miedo.

En la realidad no existe casi nada.

Tuesday, February 05, 2008

Caprichos

Arte en singular es masculino (arte romano), pero en plural se feminiza (artes plásticas).

Cometa cambia de significado al mudar de género: el cometa (astro), la cometa (juguete).

Lo mismo les pasa a frente, corte, orden... Prueba a ponerles el o la delante: ya verás como cambian.

Celo en singular significa cuidado, esmero. Pero en plural (celos) es inquietud por que alguien nos dispute el amor de otro.

Igual ocurre con esposa (cónyuge) y esposas (anillas para los brazos).

De ningún varón se dice que es periodisto o especialisto. Pero el hombre que se dedica a la costura es modisto (no modista).

Víveres, cosquillas sólo existen en plural. No pueden estar solos.

Por el contrario, sur, sed, salud sólo existen en singular. No toleran compañía.

¿Y todo esto por qué? Por nada en especial, por mero antojo de las palabras. El lenguaje, a menudo, es un niño malcriado y caprichoso.

Monday, February 04, 2008

Cruzados

Bernardo de Claraval fue un monje francés que vivió entre los años 1090 y 1153. Tras su muerte fue canonizado por la Iglesia, convirtiéndose en San Bernardo.

Este monje fue el inspirador de las órdenes militares creadas en la Edad Media para enfrentarse a los musulmanes por el dominio de Palestina (los llamados Santos Lugares). Llegó a redactar los estatutos de la Orden del Temple.

Entre las obras que escribió figura el conocido como Libro de San Bernardo a los caballeros del Temple en alabanza de su nueva milicia.

En ella se leen frases como éstas:

-“La espada de esta brava milicia exterminará pronto a los hijos de la infidelidad. Ella rescatará de nuevo al pueblo de Dios y hará reposar a nuestros ojos el cuerno de la salud, en la casa de David su hijo”.

-“¡Qué gloria para aquéllos que vuelven victoriosos del combate, pero qué felicidad para los que allí encuentran su martirio!”

-“Pues si es cierto que quienes mueren en el Señor son bienaventurados, cuánto más felices aún son aquellos que mueren por el Señor”.

-“Es bien cierto que la muerte de los santos en su lecho o sobre un campo de batalla es preciosa a los ojos de Dios, pero yo la encuentro aún más preciosa sobre un campo de batalla, pues es al mismo tiempo más gloriosa”.

-“Los soldados de Cristo combaten en plena seguridad, pues no tienen en absoluto miedo a ofender a Dios matando a un enemigo y no corren ningún peligro si ellos mismos son muertos, ya que es por Jesucristo por lo que dan o reciben el golpe mortal, y no solamente no ofenden a Dios sino que adquieren una gran gloria: en efecto, si matan, es para el Señor, y si son muertos, el Señor es para ellos”.

-“Así el caballero de Cristo da la muerte en plena seguridad y la recibe en una seguridad aún más grande. No es en vano que porta la espada. Él es ministro de Dios y la recibe para ejecutar sus venganzas”.

-“En la proximidad del combate, se arman de fe por dentro y de hierro, en lugar de oro, por fuera, a fin de inspirar al enemigo más temor que ávidas esperanzas”.

-“He ahí los hombres valerosos que el Señor ha elegido de un extremo a otro del mundo entre los más valientes de Israel para hacerlos sus ministros y confiarles la guarda del lecho del verdadero Salomón, es decir, la guarda del Santo Sepulcro, como unos centinelas fieles y vigilantes, armados de espada y hábiles en el oficio de las armas”.

En cuanto a la justificación de la guerra contra el infiel, Bernardo de Claraval invoca (obviamente ante la ausencia de cualquier pronunciamiento de Jesús que pudiera servirle) un pasaje del evangelio de San Lucas (III, 13) en que, no Jesús, sino Juan el Bautista responde a unos soldados que le habían preguntado qué debían hacer para ser dignos del bautismo: “no extorsionéis a nadie ni lo denunciéis falsamente, sino contentaos con vuestra paga”. Y Bernardo colige que, dado que Juan el Bautista (a quien llama el mensajero del Salvador) “no les mandó renunciar a su oficio”, esto demuestra que a los cristianos no les está prohibido blandir la espada.

Por supuesto, no se conoce ninguna frase de Jesús que apoye o legitime una guerra santa contra los infieles. Aunque Jesús predicó una doctrina y encomendó a sus seguidores difundirla con la palabra y el ejemplo, jamás exhortó a defenderla mediante la violencia o las armas. Pero no importa: quienes están dispuestos a adulterar una doctrina siempre encuentran alguna rendija o resquicio para hacerlo.