Thursday, May 28, 2009

Valientes/Cobardes

Tal vez ser malvado exija, en cierto sentido, una porción de valor: de estar dispuesto a afrontar la mirada acusatoria, de desaprobación y rechazo, de los otros; de estar abierto a resistir la mordedura del autorreproche, el martilleo de la propia conciencia.

Tal vez ser malvado implique una carga de atrevimiento, de arrojo o de osadía.

La determinación, el coraje y la audacia suelen estar presentes en quienes ejecutan actos despiadados, terroristas, dañinos… Por eso, de ellos decimos que son mortíferos, feroces o crueles, pero generalmente no afirmamos que sean cobardes.

Es posible que muchas personas no tengan “agallas” para ser malos. Es posible que muchas personas sean buenas, al menos en parte, por temor al remordimiento: por miedo a rebelarse contra su propia conciencia.

Bienvenida sea, en tal caso, la cobardía que nos pone difícil ser malvados.

Al igual que ocurre con la inteligencia, la valentía no es un recurso estimable en sí mismo, sino sólo (y siempre) en función del fin para el que se use.

Del mismo modo que una inteligencia orientada al mal es mil veces peor que una ausencia de inteligencia, la valentía orientada al mal es mucho más indeseable que la cobardía.

2 comments:

aurora said...

Me recuerda una frase que lei una vez: "El que se equivoca en los fines se equivoca en todo".

saiz said...

Gracias, Aurora. Tu frase lo resume todo.

¡ Cuántas energías y esfuerzos se emplean en actos dañinos y lesivos !

Se dice que las guerras favorecen el progreso tecnológico, pero no es así. Lo que pasa es que en la industria militar se invierte mucho dinero y por eso la ingeniería bélica alumbra invenciones de gran impacto social (aviación, radares, satélites artificiales...). La misma Internet surgió en relación con un programa de comunicaciones militares. Pero eso es una falacia: si todo mismo dinero se invirtiera en ingeniería civil (prevención de catástrofes naturales, fertilización de desiertos, lucha contra la desnutrición en países subdesarrollados, etc), el resultado sería mucho más prodigioso, mucho más fructífero.

Pienso en la energía derrochada por los grupos terroristas: los seguidores de Bin Laden, la agrupación Eta, etc...: Qué derroche de energías, qué despilfarro de esfuerzo y de juventud.

Si toda esa energía se empleara para fines benéficos y pacíficos, qué enormes resultados obtendrían.