Wednesday, January 14, 2009

Cartas de Pessoa

Según sus biógrafos, el escritor portugués Fernando Pessoa (1888-1935) sólo tuvo una novia: Ofelia Queiroz. Pero no se casó ni convivió con ella. Prefirió consagrar su vida a otra novia no física: la literatura. En una carta a Ofelia le escribió:

"Llegué a la edad en que se tiene el propio dominio de las propias cualidades... Es pues la ocasión de realizar mi obra literaria... Para realizar esa obra, necesito sosiego y un cierto aislamiento... Toda mi vida futura depende de poder o no hacer esto, y pronto. Además, mi vida gira en torno a mi obra literaria... Todo lo demás en la vida tiene para mí un interés secundario... Es preciso que todos, los que se tratan conmigo, se convenzan de que soy así, y que exigirme los sentimientos, muy dignos por cierto, de un hombre vulgar y banal, es como exigirme que tenga ojos azules y pelo rubio. Y estar tratándome como si yo fuera otra persona no es la mejor manera de mantener mi afecto... Me gusta mucho -pero mucho- usted, Ofeliña. Aprecio mucho -muchísimo- su índole y su carácter. Si me caso, no me casaré sino con usted. Resta saber si el matrimonio, el hogar (o como quiera que le llamen) son cosas que se concilien con mi vida de pensamiento. Lo dudo. Por ahora, y pronto, quiero organizar esa vida de pensamiento y de trabajo mío. Si no consigo organizarla, claro está que nunca siquiera pensaré en pensar en casarme. Si la organizo en términos de ver que el matrimonio sería un estorbo, claro que no me casaré. Pero es probable que no sea así. El futuro -y es un futuro próximo- lo dirá... Su muy afecto, Fernando."

Pessoa nunca se casó con Ofelia.

En el ensayo “Algunas ideas sobre la verdad, el amor, la voluntad y la ética del “Libro del Desasosiego de Bernardo Soares”, de Fernando Pessoa” (por Nubia Posada) leo que “poco antes de la muerte de Pessoa, Carlos, sobrino de Ofelia, se encontró con el autor, que le dijo: “¿Cómo está Ofelia?”. Le estrechó las manos con mucha fuerza y, con los ojos anegados de lágrimas, le dijo: “Hermosa alma, hermosa alma”. Pessoa murió el 30 de noviembre de 1935; su hermana lo cuidó en los últimos días”.

Pocos días después de este encuentro, y a punto ya de morir, Pessoa escribió el celebrado poema Todas las cartas de amor:

Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fuesen
ridículas.

También escribí en mi tiempo cartas de amor,
como las demás,
ridículas.

Las cartas de amor,
si hay amor,
tienen que ser
ridículas.

Pero, al fin y al cabo,
sólo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor
sí que son
ridículas.

Quién me diera el tiempo en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor
ridículas.

La verdad es que hoy mis recuerdos
de esas cartas de amor
sí que son
ridículos.

(Todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas).


No sé si Pessoa, al afirmar que “al fin y al cabo, sólo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor sí que son ridículas”, estaba llamándose a sí mismo "ridículo" y arrepintiéndose de no haberse casado con Ofelia. Pero, de ser así, su arrepentimiento (como siempre, como todos los arrepentimientos del mundo) llegó demasiado tarde.

3 comments:

Julissa said...

El poema no lo había leído nunca. Interesante y contradictorio este hombre.

Gracias por compartir, Sáiz.

saiz said...

Gracias, Yahaira. Sí, la obra de Pessoa, que en gran medida dejó inédita durante su vida y va rescatándose poco a poco a partir de manuscritos y borradores, cada vez despierta más expectación. Sus reflexiones y poemas no son precisamente una invitación a la alegría, pues (como kafka) era persona más bien propensa a la soledad y la melancolía. Pero es, al mismo tiempo, una obra atrayente porque nos encara con lo que la existencia tiene de desasosiego. Hay que leer a Pessoa pero también conviene simultanearlo con otra lectura-antídoto, algo que nos hable de lo que la vida tiene, también, de deseable y apetecible.

aitor suárez said...

Isidro, mira lo que he encontrado en la Red sobre una carta de Pessoa dirigida a Ofelia Queiroz, la única novia que se le conoce.

Esta carta se presenta escrita por Pessoa como si de un niño se tratara, utilizando formas infantiles de hablar. Bébézinho y Nininho - nombres cariñosos dados por él a su enamorada Ofelia y a Fernando como Ofelia le llamaba -.


"Vengo sólo a escribir para decir al Bebeciño que me ha gustado mucho su cartita.
Y también me ha dado mucha pena no haber estado junto al Bebeciño para darle besitos.
Oh! El Niñito es pequeñito!
Hoy Niñito no va a Belén [donde vivía Ofelia] porque, como no sabía si había tranvías, he acordado estar aquí a las seis horas.
Mañana, a no darse el caso que Niniño no pueda, saldrá de aquí a las cinco y media [dibujo de una media] (esto es la media de las cinco y media).
Mañana Bebeciño espera al Niniño, si? En Belem, si? Si?.
Besitos, besitos y más besitos.

31/5/1920 Fernando"

Nos descubre a un Pessoa romántico y lleno de sentimentalismo, una faceta de su personalidad tal vez "ridícula" para el resto de su temperamento.