Thursday, July 02, 2009

Ni un paso atrás

Hay animales que, después de haber desarrollado la capacidad de volar, la perdieron. Es el caso de los avestruces o los pingüinos.

Hay animales que, después de salir del mar y adaptarse a vivir en tierra firme, regresaron al mar y perdieron esta última capacidad. Es el caso de las ballenas o los delfines.

Así pues, el desarrollo de una determinada habilidad (volar, caminar...) no es siempre irreversible. En función de las circunstancias y por el juego de la selección natural, puede resultar conveniente (adaptativamente rentable) perder algunas capacidades.

Pero no se conoce que, a lo largo de su evolución, alguna especie haya perdido inteligencia. No se sabe de ninguna especie que, para adaptarse mejor a la vida en su medio, haya retrocedido en su capacidad intelectiva. No se conoce ninguna especie que se haya entorpecido.

No consta que ninguna evolución animal se haya movido en la dirección de perder inteligencia.

Los cetáceos (ya lo hemos dicho), para adaptarse a la vida en el mar, perdieron las patas. Algunos mamíferos de vida subterránea, como los topos, han perdido su capacidad visual (sin duda porque en la oscuridad del subsuelo no la necesitan). Incluso los humanos hemos reducido nuestro olfato. Pero no se sabe de ninguna especie que, en su evolución, haya perdido inteligencia.

La inteligencia –su adquisición y desarrollo- parece ser el único ámbito en que se aprecia una continuidad, una linealidad, una irreversibilidad evolutiva.

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