Wednesday, September 23, 2009

Como si no valieran

Si fuéramos ciegos, valoraríamos mucho ver una puesta de sol (o una flor, o un pájaro…).

Si fuéramos sordos, valoraríamos mucho oír una canción (o un ladrido, o el viento…).

Si fuéramos mancos, valoraríamos mucho abotonarnos la camisa (o tocar la guitarra, o usar el cuchillo y el tenedor a la vez…).

Si viviéramos en la cara pobre del mundo, valoraríamos mucho abrir un grifo y que salga agua (o conectar la calefacción, o pulsar un interruptor y encender la luz…).

Pero como (por suerte) podemos ver, oír, usar ambas manos, tener agua corriente…, no valoramos en nada lo que tenemos.

Tal vez deba ser así. Pero es triste que, para valorar plenamente cualquier cosa, tengamos que carecer de ella o haberla perdido.

11 comments:

Noite de luNa said...

¿has pensado alguna vez si durante un tiempo aprendierámos a vivir faltando algunas de las cosas que dices?
Seguro que todo cambiaría...creo.

saiz said...

Aquí me quedaré: Creo que sí lo he pensado, pero es muy difícil hacerse a la idea sin haberlo experimentado personalmente.

Por ejemplo, para saber de verdad lo que es ser ciego tendríamos que vendarnos los ojos y, cuando llevásemos así un año, entonces sabríamos probablemente lo que significa ser ciego. E igual con todo.

No obstante, creo también que disponemos de un mecanismo compensatorio de nuestras carencias. Por ejemplo: los ciegos desarrollan otras habilidades y potencian los demás sentidos. El espacio que en su cerebro queda libre (al no tener que emplearlo para ver) se llena con otras funcionalidades.

También pasa que hay cosas que nos parecen absolutamente indispensables y sin embargo no lo son. Nosotros mismos hemos vivido sin telefonía móvil, sin ordenador, sin Internet... y no los echábamos de menos. Podíamos pasar muy bien sin ellos.

Los jóvenes de hoy se asombran de que en nuestra infancia no tuviéramos consolas, "play stations", ni siquiera cintas de vídeo (en mi caso, cuando era niño no había televisión en color, y apenas dos canales de TV en blanco y negro)... Pero el caso es que teníamos otras cosas: juegos en la calle (por donde apenas pasaban coches), actividades compartidas con otros niños, etc.

Creo que somos muy adaptables a cada circunstancia. Pero aun así, hay una cosa bastante clara, y es que no valoramos nada (ni a nadie) en su verdadera medida más que cuando los perdemos.

Noite de luNa said...

La época que dices, también la he vivido.
Sobre lo que dices de los ciegos...
Tengo un texto, -lo buscaré y te diré el nombre- que impresiona al leerlo. Se llama, "Los ciegos" y entre ellos mismo hay diferencias.
El ciego de nacimiento, el de un accidente, un ciego hombre, un ciego mujer. Ellos marcan la categoría en la forma de ver la vida, su vida.
La percepción de las cosas de un ciego que no ha visto nunca y de otro que ha visto durante parte de su vida.
Es un texto frío, durísimo y muy interesante.
Lo buscaré

Saludos

saiz said...

Gracias, Aquí me quedaré. Espero impaciente que me lo hagas llegar.

Noite de luNa said...

Puede que esté en internet el texto.
Si no es así, te lo escaneo y si me das un correo, te lo envío. No veo ninguna en tu página. En la mía si hay.
Se llama "Los ciegos" de Maurice Maeterlink.

saiz said...

Gracias, Aquí me quedaré. Encontré este texto en Internet, buscando las referencias que me das; pero no sé si es el fragmento a que te refieres:

"EL SEXTO CIEGO. —Dicen que eres hermosa como una mujer que viene de muy lejos.
LA CIEGA JOVEN. —No me he visto nunca.
EL CIEGO MÁS VIEJO. —No nos hemos visto nunca unos a otros. Nos preguntamos y nos
respondemos; vivimos juntos, estamos siempre juntos, pero no sabemos lo que somos...
Por mucho que nos toquemos con las dos manos... los ojos saben más que las manos...
EL SEXTO CIEGO. —Yo, a veces, veo sombras cuando estáis al sol.
EL CIEGO MÁS VIEJO. —No hemos visto nunca la casa en que vivimos; ¡por mucho que
toquemos los muros y las ventanas, no sabemos dónde vivimos!
LA CIEGA MÁS VIEJA. —Dicen que es un castillo viejo, muy sombrío y miserable;
no se ve nunca luz, a no ser en la torre, donde se encuentra la habitación del sacerdote.
PRIMER CIEGO DE NACIMIENTO. —Los que no ven no necesitan luz.
EL SEXTO CIEGO. —Cuando guardo el rebaño, en los alrededores del asilo, las ovejas
vuelven a casa solas, al ver, por la noche, esa luz de la torre... Nunca se han perdido.
EL CIEGA MÁS JOVEN. —¡Ya van años y años que estamos juntos, y no nos hemos visto
nunca! ¡Diríase que estamos siempre solos!... ¡Hay que ver para quererse!
LA CIEGA MÁS VIEJA. —Yo algunas veces sueño que veo.
EL CIEGO MÁS VIEJO. —Yo no veo más que cuando sueño...


( Mi dirección de correo es
isidrosaizdemarco@hotmail.com )

Noite de luNa said...

Vaya lío...
Te preguntaba en mi blog, si habías encontrado el texto entero.

saiz said...

No, el texto entero no lo he encontrado. Por lo que intuyo, parece que se trata de una obra de teatro. No sé si un texto tan extenso podrá encontrarse en la Red. Pero intentaré encontrarlo, en Internet o en libro, para leerlo.

Anonymous said...

No te preocupes, lo escaneo y te lo envío.
El lunes ¿Vale?

Aquí...

saiz said...

Ah, supongo que eres "Aquí me quedaré". Si me lo envías, te quedaré muy agradecido.

bettyylavida said...

Cuánta lectura,años...si te pones una venda durante un año sabes que llevas una venda y que te la puedes quitar,no te convierte en ciego,por supuesto,una vez quitada,apreciarás la belleza de las cosas que veas quizás con más intensidad...o no,depende de cuál sea tu naturaleza,si tiendes a adaptarse,y te gusta la rutina,lo que sin duda dependerá de tu horóscopo y de si lees ensayo o cuore,puede que incluso hayas experimentado placeres desconocidos nunca vividos en tu antes. Pero,aunque creo que te acabo de conocer,me da a mí que no vas a querer estar de acuerdo aunque lo estés,ya que,ya he leído antes que estás de acuerdo con un neurobiólogo que afirma que el yo no existe,aunque yo he entendido que oscila y se define día a día. En cualquier caso,ojalá estuviera de acuerdo con cualquiera de ustedes. El yo tiene una fuerza brutal en la sociedad actual. La vida,aún así,merece ser vivida. Perdona que me vaya por las ramas. Fascinante este blog,muchísimas gracias por escribir.