Tuesday, November 03, 2009

Sin límite

Lo leí en un texto de José Antonio Marina:

“Este siglo ha presenciado epidemias de crueldad que nos resulta dificil comprender. En la documentación del proceso de Nüremberg se menciona el caso de comandante del campo de concentración de Janvski, Willhaus que "por simple deporte y para entretenimiento de su mujer y su hija, solía disparar periódicamente desde el balcón de su despacho con un fusil automático sobre los reclusos que trabajaban en los talleres. Algunas veces prestaba el fusil a su mujer, que también disparaba. En algunas ocasiones, y para divertir a su hija de nueve años, Willhaus ordenaba lanzar al aire niños de dos a cuatro años mientras disparaba sobre ellos. Su hija aplaudía y gritaba: "¡Papá, hazlo otra vez!" Y él lo hacia de nuevo". ¿Como es posible tanta insensibilidad? Hay, por supuesto, otros elementos, pero uno de ellos es la creencia básica inculcada en esos sujetos. Si los judíos son tan solo homúnculos, no hay que sentir hacia ellos lo mismo que se siente hacia los seres humanos.”

(puede leerse en http://lacomunidad.elpais.com/libros-azules/2009/3/31/jose-antonio-marina-sentimientos-)

“No puede ser verdad”, pensé. Pero, siendo J. A. Marina quien lo dice, está claro que no es un infundio. Así que fui a buscar por Internet y todo apunta a que el relato es cierto. En otros sitios leo:

“El comandante del campo Gustav Willhaus tenía la afición del "tiro al judío" en la que participara su esposa y su hija de 9 años; para entretenerse disparaban con un rifle a los prisioneros del campo para diversión de toda la familia; su esposa también se aficionó y en numerosas ocasiones asesinó a judíos indefensos. Por supuesto su hija de 9 años, feliz por este "juego", también quiso hacer lo mismo y soldados S.S., para complacerla, le ponían niños judíos de 4 años aproximadamente para que la niña los matara mientras exclamaba "otra vez, otra vez, papá".

(http://es.wikipedia.org/wiki/Janowska)

-Jueves, 14 de febrero de 1946. Es el día 45 del proceso de Nuremberg. Sube al banquillo de los testigos el exprisionero Manusevitch, miembro de un sonderkommando en el campo de Janov-Lwow.

Ésta es la declaración de Manusevitch escrita por su transcriptor oral: (…)
De vez en cuando salía fuera del cuartel y se plantaba ante la puerta con el fusil en la mano. Tomaba cuidadosamente la mira y disparaba al primer prisionero que se le pusiera a tiro, al estilo del comandante de la película "la lista de Schindler" Amon Goeth quién también sentía predilección por este diabólico pasatiempo. Despues de disparar, Wilhaus llamaba a su mujer y le enseñaba el modo de acertar con aquellos locos esqueletos que huían por todas partes... La mujer lo encontró divertido y a menudo también jugaba al tiro al blanco. Pero la que más se divertía era la niña, Heine, una muchachita de 9 años, que era el orgullo de su padre. De vez en cuando éste la llevaba a dar un paseo por el campo como si fueran de cacería, con el fusil en bandolera. Y realmente íban de caza, pero de niños pequeños, de " pequeños judíos piojosos". Les gustaba mucho cuando eran de un año o poco más. Entonces los cogían por una pierna y los lanzaban al aire con toda la fuerza de que era capaz. Después de un vuelo de algunos metros, les asestaba un buen golpe de fusil y el niño caía acribillado como un palomo herido de muerte. La niña aplaudía contenta y sonreía.


(http://historia.mforos.com/1314198/7371694-que-fue-de-heike-wilhaus/)

El comandante del campo de Yanov, el 'Obersturmführer' Willhaus, solía disparar con un rifle automático desde el balcón de su oficina a los prisioneros que trabajaban en los talleres, en parte por amor al deporte y en parte para divertir a su mujer y sus hijas. Después le pasaba el rifle a su esposa, y ella también disparaba a los prisioneros. A veces, para contentar a su hija de nueve años, hacía que lanzaran al aire a niños de entre dos y cuatro años para practicar tiro al plato con ellos, mientras su hija aplaudía y gritaba, '¡Papá, hazlo otra vez! ¡Hazlo otra vez, papá!'. Y volvía a hacerlo.


(http://www.nizkor.org/hweb/imt/tgmwc/tgmwc-07/tgmwc-07-59-12-sp.html)

En fin, hay otros sitios donde pueden leerse textos similares.

A veces uno cree que, en materia de crueldad humana, existen límites insuperables. Pero no. Siempre hay algo capaz de superar los límites que uno, ingenuamente, había trazado.

3 comments:

aurora said...

QUÉ BASTADA Y DELANTE DE SU HIJA... Llevas razón que la crueldad no conoc e límites.

saiz said...

Ya ves, Aurora. Y las víctimas de Willhaus no fueron sólo las personas a las que disparaba, sino también su propia hija: esa niña a la que, con sólo 9 años, inculcaba la crueldad, la insensibilidad y el disfrute ante el sufrimiento ajeno. Me pregunto qué sería de esa niña. Parece ser (aunque este dato no lo sé a ciencia cierta) que Willhaus fue condenado a muerte en el proceso de Nüremberg, pero no sé que sería de su hija: de esa niña con quien su propio padre jugaba a matar niños de 4 años. Qué horror.

Anonymous said...

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