Thursday, January 17, 2008

A quién creer

Una reciente sentencia del Tribunal Constitucional español ha declarado que no es delictivo negar la realidad histórica de los campos de concentración nazis. El tribunal viene a decir que una manifestación de este tipo está amparada por la libertad de expresión, por el derecho a exponer libremente opiniones; y sólo puede criminalizarse si se hace con un fin denigrante o de apología del racismo.

A fin de cuentas, a nadie debe encarcelarse por el simple hecho de sostener disparates históricos. Afirmar que las pirámides de Egipto fueron erigidas por extraterrestres o que Alejandro Magno descubrió América, son aberraciones intelectuales, pero no actos sancionables por el Código Penal.

Lo anterior no es muy distinto de lo que ocurre actualmente con la llamada “novela histórica”: narraciones en que se mezclan, sin distinción alguna, hechos históricos contrastados y suposiciones fantasiosas carentes de rigor.

Tampoco puede criminalizarse a quienes, en contra de criterios científicos generalmente aceptados, niegan la realidad de la evolución y la selección natural de las especies. En la actualidad hay varios grupos “creacionistas” (no sólo en los Estados Unidos) que por motivos religiosos defienden tesis contrarias a las expuestas por Darwin y comúnmente admitidas por la moderna biología.

Parece ser, por otro lado, que algunos científicos falsean o exageran el resultado de sus experimentos para así obtener apoyo económico (público o privado) a sus investigaciones, haciendo creer a los financiadores que sus proyectos progresan exitosamente.

El problema de todo esto es cómo conocer la verdad histórica, la verdad científica, la verdad que nos rodea…Cómo distinguir las afirmaciones honestas y veraces de aquéllas que no lo son.

Aunque la verdad pueda ser dura, difícil de aceptar o incluso aburrida, lo que está claro es que resulta necesaria.

Y si quienes defienden posturas inveraces (por motivos económicos, de creencias, etc) son intelectuales investidos de un título académico, ¿cómo entonces saber que lo que afirman no es real?

Se supone que la mayoría de los investigadores actúan con honestidad intelectual, pero nadie puede estar seguro de que siempre sea así. ¿Qué pasará si un día son mayoritarios los que deforman la realidad?

Tal vez haya que acabar creando “comisiones de la verdad”, grupos de trabajo integrados por estudiosos que, exentos de intereses personales y de prejuicios religiosos e ideológicos, indaguen y difundan imparcialmente la verdad.

Esto podría ser una solución. Pero ¿existen personas absolutamente limpias de intereses y prejuicios? Y si las hay, ¿cómo seleccionarlas?

4 comments:

Gemma said...

Pues yo creo que, en cada materia, todavía existe gente de sobrado prestigio y reconocimiento intelectual, fuera de toda sospecha, que debe precisamente el respeto académico obtenido al hecho de haber dedicado su vida al trabajo, con una trayectoria brillante en su campo. No "sobornables".

Aunque eso no siempre sea así, a mí me parece (al menos en Europa) que todavía sigue siendo la tendencia predominante; de ahí que tenga la impresión de que cuesta bastante más engañar a un europeo medio, que a un americano medio...

¿Siglos de cultura y revoluciones?

saiz said...

Claro, yo también creo que es como dices. Pero observo una progresiva minoración del valor de la verdad. A las consideraciones de la entrada añadiría la confusión, frecuente en los medios, entre información y opinión; las noticias sesgadas; los titulares engañosos; los radio-predicadores... En España ha llegado un momento en que cada medio de comunicación, sobre todo en prensa y radio, está vinculado ideológicamente a un partido. Casi puede saberse lo que vota una persona en función del periódico que lee. Además, el valor de la verdad está en horas bajas frente al valor del dinero y el éxito social. Por dinero hay mucha gente dispuesta a mentir ante quien haga falta, tribunales de justicia incluidos. Y ni siquiera la historia es igual según quién la cuente, como se comprueba en los autores que últimamente han escrito
sobre la guerra civil. Si a ello se une que la ciencia tampoco está a salvo de tergiversación (como en el caso del "creacionismo") por motivos no sólo económicos sino también ideológicos y religiosos, el panorama llega a ser (bajo mi punto de vista) preocupante.

Anonymous said...

De acuerdo, y tambien en el tema del 11M a algunas , a demasiadas personas la verdad les importó un pimiento, sólo querían una version que les beneficiara y justificara por sus previas engañifas. O sea que para esa gente donde esté una trola interesada, quitese una verdad incómoda.

saiz said...

Quien quiera que seas, gracias por tu aportación.