Wednesday, April 30, 2008

Animistas

Somos animistas.

Decimos que una palabra quiere decir algo. Por ejemplo: “Obsoleto quiere decir desfasado”. Como si las palabras tuvieran voluntad para desear algo.

Decimos que la naturaleza es sabia, como si el universo físico tuviera facultades intelectuales.

Decimos que un nombre, una fecha o un dato no me viene a la memoria. Como si fueran ellos -el nombre, la fecha, el dato- quienes acuden a nosotros, en vez de nosotros a ellos.

Decimos que me vino a la cabeza esta idea o esa ocurrencia, como si los pensamientos tuvieran piernas para llegar hasta nosotros.

Decimos que un motor sufre cuando se le trata mal, como si los motores tuvieran receptores nerviosos para sufrir.

Decimos que la suerte nos sonríe, como si la suerte tuviera labios y, mirándonos, los moviera.

Decimos “-Esta novela me ha atrapado”, como si el libro tuviera brazos para sujetarnos y retenernos

Decimos tierra, trágame cuando preferiríamos no estar en un lugar o situación. Como si la Tierra tuviera mandíbulas para engullirnos.

En fin: nuestro lenguaje evidencia que, sin ningún género de dudas, somos animistas.

2 comments:

Anonymous said...

Nunca lo había pensado! Pero me gusta cuando la suerte me sonríe!

saiz said...

Desde luego, es mejor que la señora Suerte nos sonría. Mucho mejor que cuando dicha señora se muestra esquiva o -peor aún- se vuelve hostil.


Nuestros antepasados solían personificar (o divinizar) estas cosas, y así es como a la suerte se la consideraba una diosa (la diosa Fortuna).

Ahora hemos, aparentemente, dejado de ser animistas, de modo que ya no tenemos un dios Volcán, un dios Mar (Neptuno), un dios Viento (Eolos)... Pero en el fondo seguimos humanizándolos y decimos que el mar se enfada, que el viento ruge, etc, como si fueran seres vivos dotados de temperamento y voluntad.