Friday, July 24, 2009

Un relato de Saphira

Lo bueno de Internet es que uno, de pronto, encuentra textos sobrecogedores e impactantes escritos por gente anónima. Gente que seguramente no tiene un hueco (ni lo busca, ni falta que le hace) en el mundo literario, pero que son capaces de concebir una narración como ésta. Así que a continuación copio el relato “Última”, escrito por mi amiga Saphira (vidadetres.blogspot.com):

ÚLTIMA

No significa que haya perdido… Mejor dicho, tampoco significa que haya ganado nada…

Después de todo no hay a quien ganarle.

Fue por pura casualidad, fue por un simple azar del destino… Podría no haber sido yo… Podría no haber sido nadie y simplemente deshacernos todos en el último soplo como hojas caídas de árboles en el otoño.

Si no hubiera estado allí, si hubiera estado en otra parte, de no ser por ese sótano maldito…

No importa ya recordar los momentos que pasé en él.

Soy la última de los seres humanos de la tierra (o al menos eso creo, creo que la soberbia se extinguirá finalmente cuando yo muera), he caminado durante meses y años buscando a algún otro, pero no he encontrado a ninguno.

Cuando veo mis manos puedo verlas envejecer desgastadas por la lima de los años, aunque por miedo al reflejo he dejado de mirarme en el agua. Sólo quiero recordar mi rostro como era hace tanto tiempo…

A veces creo que han pasado siglos y que esto no es más que una maldición…

No sé cómo no me he vuelto loca… o tal vez ya no me dé cuenta debido a que nadie puede decirme el parámetro de lo que es normal.

Los animales me miran pero excepto mi perro ninguno se me acerca, tal vez teman quedar malditos ellos también.

Una vez fantaseamos con mis amigos qué era lo que haríamos de ser los últimos en la tierra, pero en aquel momento sólo existía la duda y la pregunta con las posibilidades latentes a través de nuestras mentes… Ya no hay dudas, sólo certeza…, lo cual es peor… porque ahora sé realmente lo que es sin posibilidad de escaparme de ello… y si así se siente la soledad es en verdad terrible y abrumadora.

Sólo me queda el impulso de continuar caminando y dejar grabadas estas palabras en piedra para que alguien más me encuentre si es que llega a leerlas…

Friday, July 17, 2009

Junto a la vía del tren

Sigo leyendo el libro Medallones, de Zofia Natkowska, sobre los actos llevados a cabo por los nazis en la Polonia ocupada (libro al que ya dediqué una entrada anterior).

Reproduzco ahora un extracto del capítulo titulado Junto a la vía del tren:


Los que eran transportados en largos trenes, en vagones sellados, hacia los campos de exterminio a veces escapaban por el camino. Pero eran pocos los que se atrevían a fugarse… La única manera era arrancar algunas tablas del suelo del vagón… Había que tener valor para, tanteando alternativamente con las manos y los pies, arrastrarse hacia el exterior por la estrecha hendidura, por encima del estrépito y el chirrido del hierro, entre las ráfagas de aire que soplaban por debajo, sobre las traviesas que huían; luego alcanzar el eje y, agarrándose a él, deslizarse con los brazos hasta el punto desde donde un salto ofrecería alguna posibilidad de salvación…

Los fugitivos caían bajo las ruedas y a menudo morían en el acto…

La mujer que yacía junto a la vía formaba parte de los valientes… Al romper el día, la mujer, herida en una rodilla, estaba sentada al borde de la franja, sobre la hierba húmeda…

Se iban formando pequeños corros de curiosos que lanzaban miradas inquietas y se dispersaban enseguida… Para ofrecer ayuda o dar cobijo había sólo un castigo: la muerte segura.

Dos policías se acercaron, con ademán serio a ver lo que pasaba. Comprendieron la situación, se pusieron a deliberar sobre lo que debían hacer. Ella les conminó a que le pegaran un tiro…

Los policías aún dudaban sobre lo que debían hacer…
(finalmente un desconocido se ofrece a disparar, por piedad, a la moribunda con el arma que los policías le dejan).

Antes del mediodía vino el alcalde con algunos hombres y mandó retirarla y enterrarla junto a la vía”.

Sólo se me ocurre añadir, como reflexión, la frase con que la autora empieza el libro: “Fueron hombres quienes a otros hombres depararon semejante destino”.

Thursday, July 16, 2009

Canallas

Lo leo en el periódico de hoy:

ETA ha comenzado a utilizar “bombas lapas multipropósitos”. Este nombre define a una bomba que tiene como objetivo provocar un incendio en el vehículo, deformarlo para evitar que se puedan abrir las puertas y para que la víctima muera así calcinada. El explosivo de estas bombas incluye nitrometano, un combustible de aeromodelismo altamente inflamable, sustancia básica para redoblar la explosión y provocar un incendio después de que estalle la lapa. Se activa por un sistema detector de movimiento (péndulo o mercurio)”.

Como se sabe, ETA es una agrupación terrorista que pretende la segregación territorial de una parte de España y de Francia para constituir un nuevo Estado. A tal fin ha asesinado en las últimas décadas a cerca de mil personas.

Esta organización ha escrito una siniestra página de la Historia y constituye, en sí misma, una vergüenza para la humanidad. En este contexto, la intención de quemar vivas a sus víctimas es sólo un paso más en su negra andadura.

El independentismo es un ideario respetable. Yo no lo comparto porque creo que lo mejor para la humanidad no es crear más fronteras, sino suprimirlas. Pero, aunque no lo comparta, me parece respetable.

Sin embargo, la respetabilidad de cualquier idea se diluye cuando para defenderla se está dispuesto a quemar vivas a otras personas.

Ninguna idea, por buena que sea, puede abrirse camino a base de canalladas.

Tuesday, July 14, 2009

Está sucio el jabón

Zofia Natkowska fue una escritora polaca comisionada para investigar, tras la II Guerra Mundial, los crímenes cometidos en Polonia durante la ocupación alemana.

En su libro Medallones cuenta su experiencia durante los trabajos de la comisión encargada de investigar esos crímenes.

Uno de los capítulos se dedica a exponer la conducta de un profesor de Anatomía, colaborador de los nazis, apellidado Spanner.

La comisión interrogó a un empleado del Instituto Anatómico de Gdansk, quien contó que “el profesor Spanner estaba escribiendo entonces un libro de Anatomía… Consiguió unas máquinas para separar la carne y la grasa de los huesos. De los huesos pensaban hacer esqueletos. En 1944, el profesor Spanner ordenó a los estudiantes que separaran la grasa de los cadáveres y la guardaran aparte…Los estudiantes tenían orden de separar la piel con mucho cuidado, después la grasa también con cuidado, y al final, según el libro de preparación, los músculos hasta los huesos. La grasa que los operarios recogían en los platos después se quedaba guardada durante todo el invierno, y más tarde, cuando los estudiantes se iban de vacaciones, en cinco o seis días se hacía el jabón.

El profesor Spanner también almacenaba piel humana. Junto con el preparador jefe Von Bergen pensaban curtirla y hacer con ella no se sabe qué…

Traían cuerpos del campo de Stutthoff, condenados a muerte… Generalmente eran cadáveres polacos. Pero una vez llegaron también unos militares alemanes decapitados en la cárcel…, cuatro militares alemanes condenados a muerte…

Un hombre puede dar unos cinco kilos de grasa… De la producción del jabón nadie tenía que saber nada. Spanner prohibió hablar de eso hasta a los estudiantes…

Al principio todos tenían miedo de lavarse con ese jabón. Daba asco. Olía mal. El profesor Spanner hacía lo posible para que ese olor desapareciera. Escribió a empresas químicas para que enviaran aceites aromáticos. Pero siempre se notaba que ese jabón no era de verdad… Al principio hasta un colega vio que me daba escalofríos lavarme con eso. En casa, a mi madre también le daba asco. Pero hacía buena espuma, por eso lo usaba para lavar la ropa”.


Tras leer esto, acuden a mi cabeza varias ideas. Pero, sobre todo, dos:

1º) Que alguien puede ser un eminente profesor y escribir libros de Anatomía Humana. Pero, aun así, puede ordenar hacer jabón con grasa de los muertos en campos de exterminio. La cualificación científica no presupone ni garantiza, en absoluto, la decencia.

2º) Que ese hombre (el empleado del Instituto Anatómico), ese hombre interrogado y que reconoce haber colaborado en la confección de jabón con grasa de condenados a muerte…, ese hombre, de haberme correspondido a mí vivir sus mismas circunstancias (la misma época, el mismo sitio)…, ese hombre podría ser yo.

Thursday, July 09, 2009

Carnes

Comer el cuerpo de un animal.

Masticar las patas (sus músculos, tendones...). Esas patas con las que anduvo o corrió por el bosque, con las que trepó a los árboles, con las que excavó túneles o madrigueras.

Masticar la sangre coagulada. Ésa que circuló por sus venas y arterias, y a la que bombeó su pequeño corazón.

Masticar la médula, las fibras nerviosas, los finos hilos por donde viajó el dolor (y también el placer, si es que lo tuvo).

Masticar los sesos: la esponja en que habitaron el miedo, la sorpresa, la fatiga..., tal vez también los sueños.

Masticar la lengua con que lamió a sus cachorros, los pechos con que los amamantó, el abdomen donde fueron alumbrados...

(Lo hacemos. Rutinariamente y sin pensarlo hacemos todo eso.)

Comer el cuerpo de un animal.

Wednesday, July 08, 2009

Sinestesias

Decimos dulces sueños, comentario ácido, amarga derrota... Decimos lo ocurrido me dejó un mal sabor de boca... Decimos todo eso como si los sueños, las palabras o los hechos causaran sensaciones gustativas.

Decimos novela negra, novela rosa... Decimos he tenido un día negro o llevó una vida gris. Decimos todo eso como si las narraciones, las fechas o las vidas generaran visiones cromáticas.

Decimos que este azul canta mucho; que este rojo es chillón... Como si los colores, además de verse, se oyeran.

Y, bien pensado, puede que sea así.

Monday, July 06, 2009

¿Quién sabe?

¿Quién sabe lo que elegiría si ahora le dieran a escoger entre haber nacido o no; entre haberse casado o no; entre haber tenido hijos o no haberlos tenido; entre la profesión que eligió u otra distinta...?

¿Quién sabe lo que elegiría, si nos es negado conocer adónde nos habrían llevado las otras opciones?

¿Quién sabe si tomaría otro camino, si no es posible saber dónde conduce?

¿Quién sabe lo que elegiría? ¿Quién sabe -pues- lo que quiere?





Thursday, July 02, 2009

Ni un paso atrás

Hay animales que, después de haber desarrollado la capacidad de volar, la perdieron. Es el caso de los avestruces o los pingüinos.

Hay animales que, después de salir del mar y adaptarse a vivir en tierra firme, regresaron al mar y perdieron esta última capacidad. Es el caso de las ballenas o los delfines.

Así pues, el desarrollo de una determinada habilidad (volar, caminar...) no es siempre irreversible. En función de las circunstancias y por el juego de la selección natural, puede resultar conveniente (adaptativamente rentable) perder algunas capacidades.

Pero no se conoce que, a lo largo de su evolución, alguna especie haya perdido inteligencia. No se sabe de ninguna especie que, para adaptarse mejor a la vida en su medio, haya retrocedido en su capacidad intelectiva. No se conoce ninguna especie que se haya entorpecido.

No consta que ninguna evolución animal se haya movido en la dirección de perder inteligencia.

Los cetáceos (ya lo hemos dicho), para adaptarse a la vida en el mar, perdieron las patas. Algunos mamíferos de vida subterránea, como los topos, han perdido su capacidad visual (sin duda porque en la oscuridad del subsuelo no la necesitan). Incluso los humanos hemos reducido nuestro olfato. Pero no se sabe de ninguna especie que, en su evolución, haya perdido inteligencia.

La inteligencia –su adquisición y desarrollo- parece ser el único ámbito en que se aprecia una continuidad, una linealidad, una irreversibilidad evolutiva.