Thursday, December 11, 2008

Detrás

Tras el E= mc2 está el barrendero que se lleva la basura de Einstein.

Tras los inventos de Da Vinci está la mujer que lava sus calzoncillos.

Detrás de cada banquete de seis platos hay un mendrugo de pan.

Tras la pirámide de Keops hay un esclavo desangrándose.

Tras la catedral de Reims hay un chamizo con goteras.

Tras el Taj Mahal hay un paria durmiendo en el suelo.

Detrás de cada esplendor hay un acúmulo de mugre.

5 comments:

zUmO dE pOeSíA (emilia, aitor y cía.) said...

Me ha recordado un poema de Goytisolo:

Alejandro fue un mal alumno de Aristóteles
Diógenes fabricó moneda falsa
César usó peluca y se vestía de matrona romana
Carlomagno era un liante de cuidado
Alfonso el Sabio compartió amante con el rey de Murcia
Petrarca tuvo dos hijos de madre desconocida
Colón trabajó a porcentaje y no fue nada claro con lascuentas
Catalina la Grande era superficial en sus juicios políticos
George Washington especuló con terrenos en Virginia
Carlos Marx no podía ocultar ciertos rasgos de avaro
Víctor Hugo fue un miserable
Wagner odiaba desaforadamente a los judíos
Einstein fue un aprensivo en cuestión de alimentos
Martin Luther King no fue tan negro como ahora se dice.

indecible said...

Ciertamente el poema es de José Agustín Goytisolo. Pero el texto completo del mismo es así:

Sobre los grandes hombres siempre hay ciertos detalles
que se ocultan en los textos y en las biografías
para evitar que los padres se escandalicen
al pensar que sus niños los puedan llegar a conocer.
Alejandro fue un mal alumno de Aristóteles.
Diógenes fabricó moneda falsa.
César usó peluca y se vestía de matrona romana.
Carlomagno era un liante de cuidado.
Alfonso el Sabio compartió amante con el rey de Murcia.
Petrarca tuvo dos hijos de madre desconocida.
Colón trabajó a porcentaje y no fue nada claro con las cuentas.
Catalina la Grande era superficial en sus juicios políticos.
George Washington especuló con terrenos en Virginia.
Carlos Marx no podía ocultar ciertos rasgos de avaro.
Víctor Hugo fue un miserable.
Wagner odiaba desaforadamente a los judíos.
Einstein fue un aprensivo en cuestión de alimentos.
Martin Luther King no fue tan negro como ahora se dice.

Muchos niños dejarían de odiar así a los grandeshombres
al advertir sus rasgos y costumbres de gente muy normal.

saiz said...

Muchas gracias por enviarme el poema de Goytisolo, que no conocía. No sé si tiene mucha relación con el texto de la entrada pero, si a vosotros os parece que la tiene, me parece estupendo. Yo creo que lo que Goytisolo quiere expresar es que nadie, por importante que sea carece de defectos; y que incluso los supuestos "grandes hombres" o "grandes mujeres" también tuvieron fallos y carencias (seguramente muchos). En cierto modo, es lo que quiere decir el aforismo de "Hasta el Sol tiene manchas".

Yo creo que, en cierto modo, cuando se exalta o mitifica a una persona (los casos de El Cid o Juana de Arco, por ejemplo) no se hace tanto mentir o exagerar lo que hicieron como omitir sus defectos, o sea, hacer abstracción de sus imperfecciones.

Anonymous said...

Señor Saiz, usted habla del barrendero que recoge las basuras de Einstein pero lo que quizá no sepa es que Einstein, tan admirado por sus hallazagos científicos, no fue precisamente una buena persona, por lo menos en su vida íntima. En la Internet puede ver una conocida carta que le dirigió a su primera esposa, Mileva Maric (quien inicialmente colaboró con él en sus investigaciones físicas y matemáticas, pues ella también tenía conocimientos científicos).

En el año 1902 Mileva se quedó embarazada de Instein cuando aún no estaban casados. Cuando la niña nació Einstein no fue a verla.
A pesar de todo Einstein accedió a casarse con Mileva en 1903. Pero las relaciones fueron deteriorándose y Einstein se ligó con su prima Elsa. No obstante, aceptó seguir viviendo con Mileva hasta que se divorciaron en 1919.

En una carta a su prima Einstein le dice que trata a Mileva como "a una empleada a la que no puedo despedir. Tengo mi propio dormitorio y evito estar solo con ella. De esta manera puedo tolerar bastante bien el tener que vivir juntos".

Pero eso no es todo: lo más duro es que Einstein estableció unas reglas por escrito que Mileva debía cumplir si esperaba quedarse a compartir la vida con él:

"no esperes muestras de afecto y responde de inmediato cuando te hable"
A. Te encargarás de que:
1. mi ropa esté en orden
2. se me sirven tres comidas regulares al día en mi habitación.
3. que mi dormitorio y mi estudio estén siempre en orden y que mi escritorio no sea tocado por nadie, excepto yo.
B. Renunciarás a tus relaciones personales conmigo, excepto cuando éstas se requieran por apariencias sociales.
C. En especial no solicitarás:
1. que me siente junto a ti en casa.
2. que viaje contigo.
D. Prometerás explícitamente observar los siguientes puntos cuanto estés en contacto conmigo:
1. no deberás esperar ninguna muestra de afecto mía ni me reprocharás por ello
2. 2. deberás responder de inmediato cuando te hable,
3. 3. deberás abandonar de inmediato el dormitorio o el estudio de inmediato y sin protestar cuanto te lo diga.
E. Prometerás no denigrarme a los ojos de los niños, ya sea de palabra o de hecho".

Este era el Einstein de la intimidad o al menos una faceta suya, no precisamente admirable ni digna de elogio.

Sin duda que Einstein fue un gran genio y un gran físico, quizá el mejor de todos los tiempos, pero no lo que se dice una buena persona.

indecible said...

Otra historia poco conocida es la de la hija del poeta chileno Pablo Neruda. Este autor, tan admirado por su obra literaria, tuvo una hija, Malva Marina, fallecida a los nueve años de edad en 1943 por hidrocefalia y cuya tumba se encuentra en el cementerio de la ciudad holandesa de Gouda.

Nacida en Madrid en 1934, Malva Marina fue fruto del matrimonio entre Pablo Neruda y la holandesa María Antonieta Hagenaar, de la que Neruda se separó en 1936.

(Podéis recabar más información buscando en Internet por “Malva Marina – Neruda” o “hija de Neruda”.)

La niña Malva Marina nació con una enfermedad congénita e incurable (hidrocefalia), que le impidió desarrollarse normalmente.

La madre de la niña, María Antonieta, al estallar la guerra civil española en 1936 y ser abandonada por Neruda, regresó a Holanda con su hija.

En Holanda, María Antonieta no tenía parientes directos, pues en realidad era de origen javanés. Envió varias cartas a Neruda pidiéndole recursos para la manutención de la niña. Se sabe que vivió en precarias condiciones económicas y tenía muchas dificultades para cobrar una pensión de cien dólares que Neruda le mandaba.

En una carta que María Antonieta (a la que Neruda llamaba Maruca) envió a Neruda le decía:

“Es realmente imperdonable tu negligencia hacia nosotras, especialmente hacia tu bebé. Hoy 18 del mes no he recibido tu dinero. El 1 de este mes tuve que pagar los gastos de alojamiento de Malva Marina por el mes de octubre. Con mi salario sólo pude pagar una parte de ello. Qué vergüenza realmente. Ellos son tan buenas personas... Nunca encontraré gente tan buena otra vez. Malva es muy apegada a ellos... Ella ha progresado mucho mentalmente. Ahora ni siquiera puedo ir a verla porque no tengo un centavo. Mi último dinero será gastado en enviar esta carta”.

Finalmente María Antonieta entregó a la niña en adopción a una familia (el matrimonio Julsing).

Durante todo el tiempo en que la niña estuvo en casa de los Julsing, Neruda no fue a ver a Malva Marina.

Cuando finalmente la hija de Neruda murió, éste era cónsul en México.

La madre de la niña le envió un telegrama:

“Para cónsul Neftalí Reyes.- Se ha recibido de Berna el siguiente telegrama: ‘Señora Neruda avisa desde Holanda que su hijita falleció 2 de marzo sin sufrimientos.- Desea reunirse con su marido a la brevedad posible’. Ruego a US. Comunicar resolución interesado para trasmitirle a su esposa y hacer los trámites necesarios”.

Neruda no contestó el telegrama ni viajó a Holanda. Tampoco volvió a hablar de su hija y, como si buscara borrar sus huellas, la omitió de sus memorias “Confieso que he vivido”.

Lo que queda claro es la absoluta indiferencia de Pablo Neruda por su hija Malva Marina, nacida enferma de hidrocefalia.
Y ello aun cuando Neruda haya tenido grandes sentimientos humanos que vertió en su poesía o en su conducta como ciudadano e intelectual.

Al parecer, Neruda fue un gran hombre para todos, menos para su hija.