Friday, October 31, 2008

¿Y tú qué tal te caes?

¿Te caes bien o te caes mal?

¿Te pareces simpático o antipático?, ¿agradable o desagradable?

¿Aceptarías una invitación para pasar contigo un fin de semana, unas vacaciones?

Si pudieras tratarte o relacionarte igual que lo haces con los otros, ¿cómo te llevarías contigo?

Thursday, October 30, 2008

El apocalipsis según Gaarder

En un relato de Jostein Gaarder (El catálogo) encontré el siguiente párrafo:

La aniquilación técnica de la vida marcha por sí sola. Con una meticulosidad sistemática, los humanos han empezado a acabar con la biosfera. Estamos recorriendo el último trecho. Ya sólo queda llevar a buen término esta última tarea, ya sólo queda el suicidio colectivo en el escenario del mundo antes de que baje el telón entre los aplausos ciegos y sordos del espacio.

Somos victoriosos actores del ars moriendi. Aunque fallaran uno o dos intentos de suicidio, habrá muchos otros que actúen independientemente de los que fracasan. Aunque no celebremos la última nochevieja con los fuegos artificiales de las armas nucleares, seguramente nos ahogaremos los unos a los otros como un cultivo de bacterias en una solución de glucosa. Y si de esta manera se tarda demasiado en conseguir erradicar todo lo que es vida, antes o después correremos las cortinas de la capa de ozono para que los rayos ultravioletas entren en el salón de la Tierra.

Y me quedé con ganas de decirle: -Enhorabuena, Jostein, me gustaron tus metáforas: la exhibición pirotécnica nuclear, el telón que baja, los aplausos (ciegos y sordos) del espacio… Pero, al mismo tiempo, ¡ deseo tanto que te equivoques !

Monday, October 27, 2008

Como confesar un crimen

Hay que ser valientes para admitir los propios errores. Y más aún si esas equivocaciones las hemos defendido, en el pasado, con ahínco.

Hay que ser valientes para no enrocarse en el “de aquí no me muevo”.

Hay que ser valientes para aguantar el “ya te decíamos” y el “por fin has abrazado nuestra fe”.

Hay que ser valientes para encajar el “eres un inconstante”, “un renegado”.

Hay que ser valientes para anteponer la verdad al orgullo.

Hay que ser valientes para asumir que casi nadie comprende el valor de reconocer los propios errores.

En una carta a un amigo, Charles Darwin, que durante años había defendido tenazmente la inmutabilidad de las especies, escribía que admitir este error y pasar a defender lo contrario fue para él “como confesar un crimen”.

Darwin no era ningún criminal, pero reconocer y exhibir un error propio genera un rechazo parecido al de los delincuentes confesos: personas que, pese a su arrepentimiento, no dejan de haber sido delincuentes. Y que, además, lo reconocen.

(Pero no: el auténtico delito no es desdecirse. El delito de lesa honestidad es empecinarse.)

Aunque el proverbio afirme que “rectificar es de sabios”, debería más bien decir que “rectificar es de intrépidos”.

Friday, October 24, 2008

Todo lo que siempre quisimos olvidar

“Experiencias traumáticas o dolorosas podrían desaparecer de nuestro cerebro gracias a una pequeña molécula que eliminaría las evocaciones dolorosas dejando el resto de nuestra memoria ilesa. De momento, se ha logrado con ratones. Puede ser un primer paso para obtener medicamentos antirrecuerdos.

Científicos de Estados Unidos y China experimentaron con ratones con una leve modificación genética. La revista “Neurocon” explica cómo este grupo de científicos les añadieron una enzima y les realizaron varias pruebas de memoria. Tras varios experimentos comprobaron que los ratones eran capaces de aprender y memorizar, pero la actividad excesiva de la molécula provocaba que no pudieran recuperar recuerdos.

El año pasado, científicos canadienses afirmaron que era posible poner fin a los malos recuerdos, en particular a los que causan el llamado "trastorno por estrés postraumático". Los traumas, temores y ansiedades asociados a un recuerdo en particular podrían ser eliminados con la intervención de medicamentos. El betabloqueador propanolol podría interferir en la forma en la que el cerebro almacena los recuerdos. El estudio, publicado en la revista “Nature”, se llevó a cabo con ratas que habían aprendido a temer a un sonido que precedía los choques eléctricos. La investigación demostró que las ratas perdían ese miedo si se les suministraba propanolol cuando se iniciaba el sonido...”



Así pues, quizá debiéramos ir haciendo una lista de todos los recuerdos que deseamos extirpar de nosotros: traiciones, crisis, traumas, frustraciones, disgustos, fracasos, separaciones, derrotas, accidentes, pérdidas…

No será fácil hacer un listado. Porque, además, ¿quién no almacena recuerdos agridulces: episodios de la vida en los que el júbilo y la tristeza, el dolor y el placer, vinieron inseparablemente unidos?

¿Querremos borrar esos recuerdos, esas vivencias dignas de ser conservadas pero también suprimidas: memorables y a la vez olvidables?

No, decididamente no será fácil confeccionar una lista.

Monday, October 20, 2008

Sobremorir

La luz no precisa que alguien la vea. Las vibraciones no requieren que alguien las capte. La materia no necesita que alguien la palpe. Se las arreglan bien sin ser sentidas. En general todo lo inerte subsiste, sobremuere perfectamente sin lo vivo.

Resignación

Mantenemos centros de acogida porque sabemos que habrá maltratadores. Mantenemos cárceles (y, en algunos sitios, pena de muerte) porque sabemos que habrá crímenes. Mantenemos ejércitos porque sabemos que habrá guerras…

Nuestros fracasos son empíricamente previsibles. Nuestros fallos se hallan estadísticamente asumidos. Nuestros errores son aceptados con resignación, con naturalidad. Nuestros defectos están institucionalizados.

Friday, October 17, 2008

ELLOS duelen a mí.

Decimos
Me duele el estómago.
Me duele la garganta.
Me duele la cabeza
Me duele todo el cuerpo.

O sea,
El estómago duele a mí.
La garganta duele a mí.
La cabeza duele a mí.
Todo el cuerpo duele a mí.

Los que duelen son ellos.

Como si fuesen algo distinto de mí. Como si fuesen ajenos. Como si fuesen cosas de fuera.

Como si no fuesen yo mismo.

Si el idioma usa esta construcción, es porque considera que eso que duele es diferente de mí. Es otra cosa.

No soy yo quien duelo. Es mi cuerpo (él: esa cosa) quien me duele.

Pero, si mis órganos o el conjunto de éstos (mi cuerpo) no soy yo, ¿qué soy yo entonces?

O, dicho de otra manera: ¿Dónde tendría que dolerme para hacerme decir me duelo yo?

¿Cómo puede (no) gustarles?

Para unos es apasionante lo que para otros es tedioso.

Para unos es tedioso lo que para otros es apasionante.

(¿Cómo es posible que algo tan fascinante les aburra? ¿Cómo es posible que algo tan aburrido les fascine?)

Y aunque quieran entenderlo, no pueden. Porque, por mucho que se esfuercen, no logran que les aburra lo que les fascina, ni que les fascine lo que les aburre.

Para entenderlo, para entender de verdad a los otros, necesitarían ser ellos.

Thursday, October 16, 2008

Afortunados

Si escribo esto, y tú lo lees, es porque tenemos ordenador. Y conexión a internet. Y líneas o cables de fibra óptica. Y fluido eléctrico…

Y alfabetización.

Y libertad para leer, escribir, opinar y publicar lo que queramos.

No le concedemos importancia pero, durante la mayor parte de la Historia, los humanos carecieron de todo eso. Y todavía hay quienes siguen sin tenerlo.

Está claro que somos gente muy afortunada. Somos tipos con suerte.

Monday, October 13, 2008

Sin palabras

Ya no lo recordamos, pero hubo un tiempo en que veíamos una tabla con patas y no sabíamos que se llamaba mesa; en que nuestro abdomen pedía comer y no sabíamos que se llamaba hambre; en que algo alegre nos sacudía la cara y no sabíamos que era reírse.

Ya no lo recordamos, pero hubo un tiempo en que no habíamos llegado a las palabras, ni las palabras a nosotros.

En la vida de cada uno hubo un tiempo en que las cosas eran las cosas: sólo las cosas y no unas palabras que las designan.

Pasados

Pasado perfecto (ha pasado), pluscuamperfecto (había pasado), anterior (hubo pasado), imperfecto (pasaba), indefinido (pasó)…

¡ Cuántas fases, cuántas secuencias, cuántos estadíos tiene el pasado !

¿Será por eso que cuesta tanto dejarlo atrás, zafarse de él, relegarlo, olvidarlo, conseguir que el pasado pase del todo?

Autodocilidad

Autodisciplina. Autoobediencia. Autoacatamiento. Autosumisión.

Lo que cuenta no es la fuerza o reciedumbre de la voluntad, sino la capacidad de sumisión: de doblegarse a ella, de obedecer a la propia voluntad.

Ser voluntarioso es ser autodócil.

Ser débil de voluntad es ser autorrebelde, autoinsumiso.

Friday, October 10, 2008

Guirigay

Ahí dentro oímos al altruismo (-Ayúdale) y al egoísmo (-Pasa de largo); a la fuerza (-Sé capaz) y a la debilidad (-Abandona); al temor (-Huye) y al valor (-Resiste)...

¡ Menudo guirigay tienen formado !

Dentro de nosotros habla todo el mundo. Están, todos ahí dentro, hablando a la vez.

Wednesday, October 08, 2008

Coloquialmente

Tertulia interior. Acalorado debate dentro de mí mismo. Voces que dialogan entre ellas:

-Hazlo.
-No lo hagas
-Mejor no hacerlo.
-Mejor sí...


-Levántate.
-Sigue tumbado.
-Ponte de pie ya.
-"Ya" no; dentro de unos minutos...


Yoes hablando conmigo. Conmigos.

Miniyoes en plena disputa, aspirando a que el Yo-Jefe les dé la razón.

Monday, October 06, 2008

Innombrables

Lo leo en La Selva del Lenguaje, de José Antonio Marina:

"El léxico de la tristeza se ha ido ampliando. El abatimiento aparece en 1460, la congoja en 1465, la consternación a mediados del XVII, la depresión en 1580, el desconsuelo hacia 1520, la melancolía (palabra de origen griego) cambia su significado parcialmente en el siglo XVII, morriña es documentada por primera vez en 1726, murria en 1611, y, como tristezas recientísimas, aparecen nostalgia en 1825 y añoranza en 1895".

Por supuesto, antes de que esas palabras aparecieran, los humanos de aquel tiempo ya sentían todo aquello. Pero no habían puesto etiquetas a esas emociones. Eran sentimientos anónimos, innominados. Existía el significado, pero no el significante.

Por eso mismo parece lícito preguntarse: ¿Cuántas emociones experimentamos actualmente y carecemos de nombres para identificarlas?

¿Cómo se llama esto que a veces sentimos?