Monday, July 28, 2008

El Dr. J.

En el libro al que ya me he referido (El hombre en busca de sentido), Viktor Frankl cuenta la historia del Dr. J.:

“El Dr. J. es el único hombre con el que me he cruzado en mi vida al que me atrevería a calificar como un ser diabólico. En aquella época se le conocía con el sobrenombre del “asesino de masas de Steinhof”, el gigantesco hospital psiquiátrico de Viena. Fue el encargado de poner en práctica el programa de eutanasia iniciado por los nazis. Lo desempeñó con un fanatismo tal que hizo todo lo posible para que ni un solo enfermo mental escapara a la cámara de gas. Cuando regresé a Viena, después de la guerra, me interesé por la suerte del Dr. J. “Los rusos lo mantenían prisionero en una de las celdas de aislamiento de Steinhof”, me informaron. “Pero al día siguiente la puerta de su celda apareció abierta y nunca se volvió a saber nada de él”.

Años después, visitó mi consulta un antiguo diplomático austriaco, prisionero tras el telón de acero durante muchos años, primero en Siberia y después en la famosa prisión Lubianka de Moscú. Mientras cumplimentaba su examen neurológico, me preguntó, de pronto, si conocía al Dr. J. Tras mi respuesta afirmativa, continuó: “Yo coincidí con él en Lubianka. Murió allí de cáncer de próstata, a los 40 años. Pero antes de morir fue el mejor compañero, casi ejemplar. Consolaba a todo el mundo. Mantenía un comportamiento impecable. Era el mejor amigo que encontré en mis largos años de cautiverio”.

Ésta es la historia del Dr. J., el “asesino de masas de Steinhof”.

O sea que, aunque cueste creerlo, en el mismo ser humano -el Dr. J.- cupieron la crueldad extrema y la solidaridad. Y es que ¡ caben tantas personas dentro de una persona !

4 comments:

Anonymous said...

Todos caben en uno.

Gemma said...

Por eso no hay que bajar nunca la guardia.

Un saludo

saiz said...

Gracias por vuestros comentarios. Cierto, Mega, nunca hay que bajar la guardia. Ni siquiera los países que tenemos un sistema calificable como democrático podemos cantar victoria definitivamente, ni "dormirnos en los laureles" de la autocontemplación, pues en la historia ha habido retrocesos terribles (España en la II República, Alemania con la Constitución de Weimar, etc) en que a una democracia le ha seguido un régimen dictatorial.

Unknown said...

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