Thursday, March 13, 2008

Una fuerza irresistible

Un poema de Bukowski expresa muy bien la necesidad de crear:

Ya sabes, la familia, el trabajo,
siempre ha habido algo en mi camino
pero ahora he vendido mi casa,
he encontrado este sitio,
un estudio grande,
tienes que ver qué espacio y qué luz
por primera vez en mi vida voy a tener un sitio y tiempo para crear.

No, hijo, si vas a crear crearás aunque trabajes
16 horas diarias en una mina de carbón
o
crearás en un cuarto pequeño con tres niños
mientras no cobras nada más que el paro.

Crearás como parte de tu mente y de tu cuerpo destrozados
crearás ciego
mutilado
demente,
crearás con un gato subiéndote por la espalda
mientras la ciudad entera se estremece ante un terremoto,
un bombardeo,
una inundación, un incendio.

Hijo, aire y luz y tiempo y espacio
no tienen nada que ver con la creación
y no crean nada más que, quizá, una vida más larga
para encontrar nuevas excusas para no hacerlo.

Antonio Lobo Antunes, por su parte, considera que a la pregunta de por qué se escribe, cada uno puede dar quince o veinte respuestas verdaderas, aunque seguramente ninguna sincera, porque la realidad es que tú no sabes por qué. Es como si preguntas a un manzano por qué da manzanas. Tú desconoces la razón profunda por la que escribes. Lo que sabes es que la escritura es una necesidad.

Son muchas las personas que sienten (sentimos) la pulsión de escribir. No necesariamente de publicar, pero sí de escribir.

La irrupción de Internet y los blogs ha propiciado que muchos de los textos y poemas que antes permanecían en el fondo de un cajón, ahora puedan ser leídos en la pantalla de un ordenador conectado a la red.

A veces visito, al azar, algunos blogs y encuentro en ellos textos más intensos y emotivos que los de muchos autores consagrados. Textos en que sus autores expresan sus sentimientos, vuelcan su corazón. Palabras de gente que necesita escribir; palabras que, de otro modo, habrían quedado ocultas e inaccesibles.

Si es cierto que la vida es un combate contra la depresión en el que cada uno se defiende como puede -con el trabajo, con el amor, con los amigos…-, en esa pugna muchas personas necesitan (necesitamos) combatir el abatimiento escribiendo palabras.

Así que creemos. Escribamos… aunque sea en una mina de carbón, en un cuarto pequeño con tres niños o en medio de un terremoto.

Escribamos porque sí: por la misma y desconocida razón que lleva a los manzanos a dar manzanas.

7 comments:

Anonymous said...

Suscribo lo que dices. Yo tampoco sé (aparte de la pulsión) porqué doy manzanas ;-)

Pero es mejor no saber porque quizás entonces escribir sería una obligación y no una necesidad...

saiz said...

De acuerdo, Marae: es mejor no saber por qué nos gustan las cosas que nos gustan.

En cierto modo, no elegimos las cosas que nos gustan, sino que son ellas las que nos eligen a nosotros.

¿Acaso puedes tú elegir lo que va a gustarte?

Por ejemplo, si a ti no te gusta el rugby, ¿puedes decir "he decidido que a partir de ahora me va a gustar el rugby"?

¿Y ya por eso va a gustarte? No: podrías ir a ver los partidos de rugby, podrías fingir que te entusiasmas y te apasionas en las gradas... pero, por dentro de ti, el rugby seguiría sin gustarte.

Y a la inversa: puedes decir "he decidido que a partir de mañana no me gustará leer". Pues bien: aunque decidas eso, tu gusto no va a obedecerte. Tu gusto va por libre: seguirá inclinándose por aquello que le agrada y -si hace falta- llevará la contraria a tu voluntad.

Eso es quizá lo mejor. Que las cosas que nos gustan, nos gustan porque nos gustan.

Parece un trabalenguas, pero es así.

Un abrazo.

Fernando Valls said...
This comment has been removed by the author.
Gemma said...

A mí me gusta que nos gusten las cosas que nos gustan. Y hacerlo sin disgustos, gustosamente, e incluso con mucho gusto.

Todo un gustazo leerte.

;-)

Gemma said...

(Entré antes con otro nombre por error. Disculpa la confusión.)

saiz said...

Muchas gracias, Mega. Yo también disfruto con tus textos.

Anonymous said...

Vosotros sentís la necesidad de escribir y yo de leeros. Hay gente que no entiende que yo sienta ésto pero es así y no quisiera cambiar. ¿Por qué? No tengo ni idea ni deseo saberlo, sólo sé que cada noche, en el momento que me siento ante este cacharro que tengo por ordenador, me siento acompañada. Así que seguid así, creando palabras.
Gracias.
Cloe