Monday, June 21, 2010

Letras de tango

Suele decirse que el tango se compone de tres elementos: la música, la letra y el baile. Yo no sé cuál de ellos fue el primero, pero sí el que más me atrae. La letra, las letras de los tangos están llenas de pasión y poesía.

Me contraría no entender bien, a veces, las letras de los tangos. Algunas grabaciones, como las de Gardel, proceden del tiempo de los gramófonos y el sonido no es óptimo. Otros textos contienen palabras en lunfardo (ese habla del Río de la Plata, curiosa mezcla de español, italiano de Lombardía –de ahí el nombre- y palabras indígenas). Pero aun así disfruto mucho oyendo la letra (también la música, pero sobre todo la letra) de los tangos.

Escuché ayer el disco que Diego El Cigala ha dedicado al tango. Son once tangos a los que el cantaor aporta su toque flamenco. El resultado de tanta mezcla (lo latino, lo indígena, lo africano –la palabra tango viene de África-, lo gitano…) es subyugante.

Algunos tangos me eran conocidos y otros no.

Mientras oía el CD, iba apuntando algunas letras. Estrofas como



Vieja calle de mi barrio donde he dado el primer paso,
vuelvo a vos, gastado el mazo en inútil barajar,
con una llaga en el pecho, con mi sueño hecho pedazos,
que se rompió en un abrazo que me diera la verdad
”.




Cada cual con sus trabajos,
con sus sueños cada cual,
con la esperanza delante,
con los recuerdos detrás
”.




Qué ganas de llorar
en esta tarde gris!
En su repiquetear
la lluvia habla de ti
".




Y hay que concluir que, como dice la letra de Garganta con arena,



Cantor
de un tango algo insolente,
hiciste que a la gente
le duela tu dolor
…”.



Me gustan estas frases, estos versos que seguramente no aparecen en ninguna antología poética pero que viven escondidos entre las letras de los tangos.

Saturday, June 12, 2010

Me hacen daño

Leo (*) que en el condado de Maricopa (Arizona, EE.UU.) los inmigrantes sin papeles son tratados como delincuentes. Se les retiene en una cárcel hecha a base de tiendas de campaña y se les obliga a vestir trajes a rayas (como los presos del cine mudo o los reclusos en los campos de concentración nazis). Por si no fuera bastante, el uniforme incluye cazoncillos de color rosa: una especie de burla o afrenta a su dignidad y virilidad.

Al parecer, la medida cuenta con el apoyo de la mayoría de los ciudadanos.

Lo leo y mi fe en el ser humano se derrumba. Uno puede entender que en los países ricos (donde, pese a serlo, no faltan ciudadanos con dificultades económicas) exista prevención a una llegada masiva de inmigrantes que acaparen los puestos de trabajo y colapsen los servicios sociales. Pero, de ahí a someter a esa gente a la vejación y el escarnio, media una distancia que creía irrecorrible.

Muchas de las personas que apoyan esta medida deben ser trabajadores, gente que conoce lo que es la adversidad y la dureza, y que sin embargo no siente la más mínima comprensión hacia quienes, más pobres que ellos, se ven obligados a a dejar su familia, su país y su idioma para buscar trabajo.

Me gustaría decirles a quienes han decidido actuar así que su actitud resquebraja mi confianza en los hombres. Y que, con ello, a mí también me hacen daño.


(*) En http://www.elimparcial.com/EdicionEnLinea/Notas/Internacional/11052010/446390.aspx