Saturday, September 08, 2007

Oscuros

Quien no escribe para ser entendido, no merece ser leído. Quien no habla para ser comprendido, no merece ser escuchado.

No dedicaré mi tiempo a quien no me respeta.

4 comments:

Paralelo 49 said...

Merecer o no es un verbo con el que nunca me atrevo. La vida es desigual. El reparto de lo que uno merece o me temo siempre es injusto. Sin embargo,
Escribiré la última frase en mi agenda y la tomaré como un mandamiento.

Un abrazo

saiz said...

Gracias, como siempre, por tus comentarios. Para ampliar un poco la idea, la cuestión no es tanto que uno pueda entender o no, como la intención que guía al autor. En general, considero una ausencia de respeto que un conferenciante utilice un lenguaje que LE CONSTA su auditorio no comprende, o que un escritor haga su lenguaje DELIBERADAMENTE incomprensible. ¿Por qué hemos de dedicar nuestro tiempo a estas personas o a estas obras, que en definitiva no nos respetan? ¿Acaso no debe ser objetivo fundamental de quien habla o escribe hacerse entender? Y si no se trata de decir sino de sugerir, aun así ha de existir un esfuerzo para que la sugerencia llegue a sus destinatarios. En fin, ésta es mi opinión. En todo caso, todos tenemos el suficiente olfato para distinguir cuándo alguien habla o escribe para ser entendido, y cuando no.

Paralelo 49 said...

Yo estaba imaginando otro caso. El caso de quien escribe por la necesidad de poner voz a algo que no son capaces de emitir el sonido. El dolor, por ejemplo. En los blogs he visto como mucha gente purifica, o transforma su dolor de esta manera, escribiendo o hablando, no para otros, sino para ellos mismos. Sin necesidad de ser escuchados. (en realidad no sé hasta que punto no tienen esa necesidad).

No es ese mi caso. No soy tan autosuficiente ni tan valiente.Yo me apoyo en las voces que oigo. Cuando no me hago entender es que mi escritura falla. Escribo para aprender, para corregir, para no olvidar, para poner marcas, fechas y flechas. Pero volvamos al otro caso que es más interesante. Esos de los que tú hablas. Quizá lo que les envuelva es un complejo de inferioridad y necesitan sentirse así superiores. N o tengo ni idea, lo que sí sé es que resultan de lo más ridículo. Los he visto más de una vez enredarse ellos mismos en su propio discurso. Y qué pena que quede tan vacío.

Yo también opino que el fin, de cualquier mensaje es ser entendido pues si no de qué habrá servido. Y no, no merece ni ha merecido la pena.

Gracias a ti. Mil veces.

saiz said...

Una vez leí un relato acerca de un famoso intelectual que fue invitado a un pueblo a dar una conferencia y, pese a constarle que la gente de ese pueblo no eran personas especialmente cultas, empleó una terminología en extremo oscura y rebuscada que su auditorio no podía entender.

Al año siguiente el ayuntamiento volvió a invitarle. En medio de la exposición el conferenciante se calló y le dijo al alcalde: "Es muy extraño: nadie en la sala se mueve: no se les ve ni respirar".

Y el alcalde contestó: "Es que los hemos sustituido por maniquíes. Da igual, porque de hecho a usted no le importa que su auditorio le entienda. Y así, al menos, ellos no pierden su tiempo escuchándole".