Thursday, November 25, 2010

Coplas del querer

Oigo un CD llamado “Coplas del querer”. Canta Miguel Poveda. Son viejas coplas, algunas muy conocidas (otras no, al menos para mí). Entre ellas está lo que, según la información que aparece en la carátula, es un “popurrí”. En los títulos de crédito figuran, como autores (de la letra y de la música), “León / Quiroga / Solano / Cabello / Freire”.

No entiendo nada de flamenco, pero hacía mucho tiempo que no me emocionaba tanto oyendo una canción. Me conmueve la música (esa guitarra desgarrada que recuerda a Lorca –“Empieza el llanto de la guitarra… Es inútil callarla. Es imposible callarla…”-), me conmueve la voz arenosa que parece hecha para mezclarse con la guitarra, y me emociona la letra (turbadora y llena de pasión: pura poesía).

Me guardo el texto para leerlo como un poema, aunque ahora, incluso leyéndolo en voz baja, no puedo evitar ponerle de fondo la música, la guitarra que sigue sonando en mis oídos:


Dime que me quieres,
dímelo por Dios.
Aunque no lo sientas,
aunque sea mentira
pero dímelo.

Dímelo bajito,
se te hará más fácil decírmelo así,
y el te quiero tuyo será pa mis penas
lo mismo que lluvia de mayo y abril.

Ten misericordia de mi corazón.
Dime que me quieres,
dímelo por Dios.

Te quiero más que a mi vida,
te quiero más que a mis ojos,
más que al aire que respiro,
y más que a la madre mía.

Que se me paren los pulsos si te dejo de querer,
que las campanas me doblen si te falto alguna vez.

Eres mi vida y mi muerte,
te lo juro compañero.
No debía de quererte,
no debía de quererte
y sin embargo te quiero.

Vino amargo que no da alegría,
aunque me emborrache no la puedo olvidar.
Dame vino amargo
que amargue y amargue,
que amargue y amargue
pa quererla más.

Esta pena mía
me está apuñalando
de noche y de día.

Esta pena mía
si me encuentro solo
me da compañía.

Si ve que estoy triste
se vuelve alegría.

Si ve que me pierdo
me sirve de guía.

Sé que me atormenta
y es una agonía
pero estoy contento
con la pena mía.