Tiremos el monumento al soldado desconocido y en su lugar hagamos un censo, un listado. Con nombres, apellidos, el pueblo en que nacieron, la edad en que los mataron, alguna foto que haya…
Saquémoslos de la oscuridad y el anonimato.
Y apaguemos la llama inextinguible. Que sea un fuego apagado, como ellos.
Dado que fueron reales (y no abstractos), vivientes (y no pétreos), derribemos el monumento al soldado desconocido y en su lugar pongamos todo cuanto de ellos se sepa.
Friday, January 08, 2010
Thursday, January 07, 2010
Los mismos
Qué raro que sean
el mismo idioma para insultar
o para dar ánimo
el mismo metal para el bisturí
o para las balas
la misma tinta para la verdad
o para el engaño
las mismas manos para acariciar
o para torturar
la misma energía para derribar
o para construir
los mismos fémures, peronés, tibias para asaltar
o para socorrer
la misma masa encefálica para elegir algo
u otra cosa
o su contrario
Qué raro que sean
tan multifuncionales,
tan polivalentes
el mismo idioma para insultar
o para dar ánimo
el mismo metal para el bisturí
o para las balas
la misma tinta para la verdad
o para el engaño
las mismas manos para acariciar
o para torturar
la misma energía para derribar
o para construir
los mismos fémures, peronés, tibias para asaltar
o para socorrer
la misma masa encefálica para elegir algo
u otra cosa
o su contrario
Qué raro que sean
tan multifuncionales,
tan polivalentes
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