Wednesday, December 31, 2008

Babel

Está históricamente comprobado. Si a un conjunto de humanos que hablan el mismo idioma se les divide en varios grupos y se les separa de forma que no se relacionen entre sí, al cabo de unos cientos de años hablarán idiomas distintos.

Cuando se realza el idioma como seña de identidad de los pueblos, conviene recordar que hubo un tiempo en que no existían el castellano, el catalán, el portugués, el francés... y no pasaba nada.

(Séneca nació en España -posiblemente en la actual Córdoba- pero nunca conoció el español, porque cuando él vivió el idioma español no existía aún. Ovidio nació en Italia pero nunca podría haber hablado italiano. Ambos escribieron en latín, y gracias a eso pudieron ser leídos en media Europa.)

Pero bastaron la caída de Roma y unos pocos siglos de división territorial para que la lengua evolucionase por separado en cada sitio (en cada grupo). De modo que, ahora, unos y otros no pueden entenderse entre sí.

Así que eso es un idioma: gente hablando por su cuenta, palabras que evolucionan por separado.

Eso es todo, no hay más.

Nos gustan los idiomas porque son formas distintas de traducir la realidad a palabras. Pero no deberíamos olvidar lo que de arbitrario y artificioso tienen todos ellos. Ni tampoco que, al final, la realidad es la misma se diga en el idioma que se diga.

Monday, December 22, 2008

Por algo será

En el blog yahairavalverde.blogspot.com leo, entre otras frases de Facundo Cabral, la siguiente:

Bienaventurado sea el Mahatma Gandhi, que fue el que dijo que hace casi dos mil años que estamos festejando el amor: o sea, el nacimiento de Jesús, y no el de Herodes.”

Ante lo cual, caigo en la cuenta de que, aunque la humanidad no siempre sea buena ni amable ni pacífica, lo cierto es que lleva 2008 años celebrando el bien, y no el mal; la paz, y no la guerra; el amor, y no el odio.

Por algo será.


FELIZ NAVIDAD A TODOS


(NOTA: Este blog no tendrá actualizaciones hasta enero de 2009.)

Friday, December 19, 2008

Por un lado tan grandes, por otro tan pequeños

En relación con una entrada anterior me han enviado dos comentarios que, por su interés (y con agradecimiento a sus remitentes), los pongo aquí, formando parte del texto principal. Las historias que cuentan hablan por sí solas, así que no voy a añadir nada:

1.

Albert Einstein, tan admirado por sus hallazgos científicos, no fue precisamente una buena persona, por lo menos en su vida íntima. En la Internet puede hallarse una conocida carta que le dirigió a su primera esposa, Mileva Maric (quien inicialmente colaboró con él en sus investigaciones físicas y matemáticas, pues ella también tenía conocimientos científicos).

En el año 1902 Mileva se quedó embarazada de Einstein cuando aún no estaban casados. Cuando la niña nació, Einstein no fue a verla.

A pesar de todo, Einstein accedió a casarse con Mileva en 1903. Pero la convivencia fue deteriorándose y Einstein se relacionó con su prima Elsa. No obstante, aceptó seguir viviendo con Mileva hasta que se divorciaron en 1919.

En una carta a su prima, Einstein le dice que trata a Mileva como "a una empleada a la que no puedo despedir" Y añade: "Tengo mi propio dormitorio y evito estar solo con ella. De esta manera puedo tolerar bastante bien el tener que vivir juntos".

Pero eso no es todo. Lo más duro es que Einstein estableció unas reglas por escrito que Mileva debía cumplir si esperaba quedarse a compartir la vida con él:

"No esperes muestras de afecto y responde de inmediato cuando te hable.

A. Te encargarás de que:
1. mi ropa esté en orden
2. se me sirvan tres comidas regulares al día en mi habitación.
3. que mi dormitorio y mi estudio estén siempre en orden y que mi escritorio no sea tocado por nadie, excepto yo.

B. Renunciarás a tus relaciones personales conmigo, excepto cuando éstas se requieran por apariencias sociales.

C. En especial no solicitarás:

1. que me siente junto a ti en casa.
2. que viaje contigo.

D. Prometerás explícitamente observar los siguientes puntos cuanto estés en contacto conmigo:

1. no deberás esperar ninguna muestra de afecto mía ni me reprocharás por ello,

2. deberás responder de inmediato cuando te hable,

3. deberás abandonar el dormitorio o el estudio de inmediato y sin protestar cuanto te lo diga.

E. Prometerás no denigrarme a los ojos de los niños, ya sea de palabra o de hecho".

Éste era el Einstein de la intimidad, o al menos una faceta suya, no precisamente admirable ni digna de elogio.

2.

Pablo Neruda, tan admirado por su obra literaria, tuvo una hija, Malva Marina, fallecida a los nueve años de edad en 1943 por hidrocefalia y cuya tumba se encuentra en el cementerio de la ciudad holandesa de Gouda.

Nacida en Madrid en 1934, Malva Marina fue fruto del matrimonio entre Pablo Neruda y la holandesa María Antonieta Hagenaar, de la que Neruda se separó en 1936.

La niña Malva Marina nació con una enfermedad congénita e incurable (hidrocefalia), que le impidió desarrollarse normalmente.

La madre de la niña, María Antonieta, al estallar la guerra civil española en 1936 y ser abandonada por Neruda, regresó a Holanda con su hija.

En Holanda, María Antonieta no tenía parientes directos, pues en realidad era de origen javanés. Envió varias cartas a Neruda pidiéndole recursos para la manutención de la niña. Se sabe que vivió en precarias condiciones económicas y tenía muchas dificultades para cobrar una pensión de cien dólares que Neruda le mandaba. En una carta que María Antonieta (a la que Neruda llamaba Maruca) envió a Neruda le decía:“Es realmente imperdonable tu negligencia hacia nosotras, especialmente hacia tu bebé. Hoy 18 del mes no he recibido tu dinero. El 1 de este mes tuve que pagar los gastos de alojamiento de Malva Marina por el mes de octubre. Con mi salario sólo pude pagar una parte de ello. Qué vergüenza realmente. Ellos son tan buenas personas... Nunca encontraré gente tan buena otra vez. Malva es muy apegada a ellos... Ella ha progresado mucho mentalmente. Ahora ni siquiera puedo ir a verla porque no tengo un centavo. Mi último dinero será gastado en enviar esta carta”.

Finalmente María Antonieta entregó a la niña en adopción a una familia (el matrimonio Julsing).

Durante todo el tiempo en que la niña estuvo en casa de los Julsing, Neruda no fue a verla.

Cuando finalmente la hija de Neruda murió, éste era cónsul en México.

La madre de la niña le envió un telegrama:“Para cónsul Neftalí Reyes [éste era el verdadero nombre de Pablo Neruda].- Se ha recibido de Berna el siguiente telegrama: ‘Señora Neruda avisa desde Holanda que su hijita falleció 2 de marzo sin sufrimientos. Desea reunirse con su marido a la brevedad posible’. Ruego a US. comunicar resolución interesado para trasmitirle a su esposa y hacer los trámites necesarios”.

Neruda no contestó el telegrama ni viajó a Holanda. Tampoco volvió a hablar de su hija y, como si buscara borrar sus huellas, la omitió de su libro de memorias “Confieso que he vivido”.

Lo que queda claro es la absoluta indiferencia de Pablo Neruda por su hija Malva Marina, nacida enferma de hidrocefalia.

Y ello aun cuando Neruda haya tenido grandes sentimientos humanos que vertió en su poesía o en su conducta como ciudadano e intelectual.

Al parecer, Neruda fue un gran hombre para todos, menos para su hija.

Friday, December 12, 2008

Aprendí de...

En el arranque de sus Meditaciones Marco Aurelio (121-180 d. C.) dice “Aprendí de…” y a continuación enumera todo lo bueno que, a lo largo de su vida, aprendió de las personas a quienes trató: de sus padres, de su abuelo, de su bisabuelo, de su hermano, de su preceptor y de otros conocidos como Diogneto, Rústico, Apolonio, Sexto, Alejandro, Catulo, Máximo…

Me emociona leer el listado, la detallada recapitulación de todo lo que, a lo largo de su vida, una persona dice haber aprendido de las demás.

Y me entran ganas de escribir, yo también, mi propia lista: de relacionar todo lo positivo que, con sus palabras o su ejemplo, me han aportado otros humanos.

Sin embargo también sé que, si decidiera confeccionar esa lista, tendría que hacer además otra relación paralela: la de enseñanzas y ejemplos que debí aprender de mis semejantes pero no los aprendí.

Thursday, December 11, 2008

Detrás

Tras el E= mc2 está el barrendero que se lleva la basura de Einstein.

Tras los inventos de Da Vinci está la mujer que lava sus calzoncillos.

Detrás de cada banquete de seis platos hay un mendrugo de pan.

Tras la pirámide de Keops hay un esclavo desangrándose.

Tras la catedral de Reims hay un chamizo con goteras.

Tras el Taj Mahal hay un paria durmiendo en el suelo.

Detrás de cada esplendor hay un acúmulo de mugre.

Friday, December 05, 2008

Si se pudiera

El final sería más asumible si se pudiera no morir. Si se pudiera, simplemente, dejar de vivir:

Sin expiración ni agonía ni apagamiento. Sin parada cardiorrespiratoria ni electroencefalograma plano. Sin cadáver.

Sin certificado de defunción. Sin incineración ni enterramiento.

Sin esos expedientes. Sin esas formalidades. Sin esos ritos.

Sólo dejar de vivir (desaparecer, desintegrarse, volatilizarse) y ya está.

Sería más llevadero y natural si se pudiera dejar de vivir sin pasar por ese negociado, por ese trámite, por ese engorro que es morirse.

Wednesday, December 03, 2008

Que aún no soy yo

No tuvo demasiado éxito. Ninguna de sus canciones fue la más oída ni valorada (salvo, quizá, una hermosa y triste composición llamada Clara). Pero a mí me emocionaban sus letras y melodías.

Escribía poesía y le añadía música (¿o era al revés?: siempre me ha intrigado, en el caso de los llamados cantautores, qué hacen antes).

Hoy oigo en la radio que Joan Baptista Humet ha muerto.

Decir que un trocito de mí se va con él resulta (supongo) sensiblero. Pero lo digo.

Busco y copio ahora la letra de una de sus canciones, quizá la que más me gusta: Que aún no soy yo.

Y, al hilo de su título, me pregunto: ¿cuándo se es, por fin, uno mismo?

QUE AÚN NO SOY YO

A veces pienso que tengo suerte, sin una perra y aún me divierte mi profesión, desde una noche en la que Dios quiso comprometerme con el hechizo de una canción.

Y ahora acabemos de ser sinceros, que a mí también me mueve el dinero y la vanidad, pa no ser menos que mis amigos, que se conforman con un suspiro de libertad.

Y una lucecita que apenas se ve, cuando estoy a solas va diciéndome que no soy yo, que aún no soy yo.

A veces pienso que lo más grande de que dispone el hombre es el hambre de conocer, que abrir un libro es abrir las alas sobre las cosas que nunca acabas de poseer.


Y empiezas a edificar tu mundo de las ideas en un segundo de intuición, para acabar bajo los cimientos, esclavizando tus sentimientos a la razón.

Y una lucecita que apenas se ve, cuando estoy a solas va diciéndome que no soy yo, que aún no soy yo.

A veces vibro con cualquier cosa. Una mirada se me hace hermosa si mira en paz. Por un cachorro que se extravía. Que así yo entiendo a mis alegrías: vaivén fugaz.


Y porque sufro, hoy me pongo al lado del oprimido y amordazado que se echa a andar, porque él ha hecho que el mundo gire y hay que cantarle pa que no olvide su malestar.

Y una lucecita que apenas se ve, cuando estoy a solas va diciéndome que no soy yo, que aún no soy yo.

Monday, December 01, 2008

Maneras de vivir

Marcel Proust (1871-1922), Franz Kafka (1883-1924) y Fernando Pessoa (1888-1935) son, tal vez, mis autores preferidos.

Los tres fueron contemporáneos (así, en el año 1920 Proust cumplió 59 años, Kafka 37 y Pessoa 32). Pero no me consta que se conocieran entre ellos, ni siquiera que se leyesen.

En el plano personal, ninguno de los tres se casó ni tuvo pareja estable.

Ninguno de los tres tuvo descendencia.

Sus vidas, según se dice, fueron tristes y atormentadas.

Pero, en mi opinión, no fue exactamente así: Yo creo más bien que cada uno de ellos tuvo una pareja llamada Literatura. Y los tres, en cierto modo, tuvieron hijos: las obras que crearon.

Finalmente, no me parece que sus vidas fueran tristes. Por el contrario, experimentaron el gozo, la dicha, la -para ellos suprema- alegría de crear.

Gusto vs. Asco

Es casi seguro que lo que más nos repugna, lo que más asco y repulsión nos produce, puede agradar a otros. Tal vez a alguien muy diferente a nosotros, tal vez a un ser de distinta especie.

¿Qué es, por ejemplo, lo que más nos repugna sensorialmente? Quizá los detritus orgánicos, las deyecciones fecales, la corrupción o descomposición cadavérica.

(Debido a sus efectos perniciosos para la salud, la evolución ha hecho que nos repela la visión o el olor de esas sustancias, para así disuadirnos de su contacto y, sobre todo, su ingestión.)

Y sin embargo, esas sustancias putrefactas son atrayentes para las moscas, para los buitres y para otras especies necrófagas o carroñeras (para las cuales no son perjudiciales, sino alimenticias).

Aunque nos sea imposible de entender, es probable que estos animales experimenten, al percibir u olfatear estas sustancias, una sensación muy parecida a la que nosotros experimentamos en presencia de un alimento apetitoso.

Como todo (o casi todo) lo demás, el gusto y el asco son subjetividades relativas, artificiosas y condicionadas.

Sí: decididamente lo que para unos es repugnante, nauseabundo y fétido, para otros puede ser apetecible.